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  • Editorial

Un cuarto de siglo de retraso para ampliar Yesa

Embalse de Yesa tras las lluvias
Embalse de Yesa tras las lluvias
Jesús Diges

Con las obras de recrecimiento suspendidas a la espera de que el Ministerio de Transición Ecológica tramite el cuarto modificado y casi 23 años después del inicio de los trabajos (debían haber estado terminados en cinco), Yesa está al 90% de su capacidad y no puede seguir almacenando agua. Es una grave pérdida porque el río Aragón llega muy caudaloso y hay una gran cantidad de nieve en las montañas. El Gobierno central debe agilizar los trámites porque se trata de una obra vital para los regantes aragoneses y navarros, y para el abastecimiento de la ciudad de Zaragoza y su entorno.

Los pronósticos de los expertos advierten que en el Planeta se espera una reducción de la disponibilidad de agua a causa del cambio climático y el aumento del consumo, además de una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos como las sequías e inundaciones. En este contexto, España y el resto de la comunidad internacional deben plantearse un conjunto de medidas, desde la utilización más eficiente de los recursos disponibles a la construcción de desaladoras, pasando por el aprovechamiento de aguas residuales y una mejor utilización de los embalses.

Yesa es un proyecto estratégico de almacenaje, sobre todo en momentos de avenidas. Es el grifo para aportar seguridad a miles de regantes y agua de calidad para un millón de habitantes: Zaragoza capital y medio centenar de localidades navarras y aragonesas. Por todo ello es tan importante acabar las obras cuanto antes. La Confederación Hidrográfica del Ebro confía en que estarán finalizadas en el periodo de vigencia del actual plan de cuenca 2022-2027. Aunque no hay una fecha clara, hasta finales de 2027 no podría ampliarse la capacidad del embalse de los 440 hectómetros cúbicos actuales a unos 1.075. Urge acelerar los plazos.

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