Por
  • Ángel Garcés Sanagustín

La tesis de Lambán

Los dos tomos de la tesis doctoral defendida por Javier Lambán en la Universidad de Zaragoza, titulada 'La reforma agraria republicana en Aragón, 1931-1936'.
Los dos tomos de la tesis doctoral defendida por Javier Lambán en la Universidad de Zaragoza, titulada 'La reforma agraria republicana en Aragón, 1931-1936'.
Guillermo Mestre

En el período comprendido entre 2011 y 2021, hasta tres ministros alemanes dimitieron al detectarse irregularidades en sus tesis doctorales. 

El primer caso fue el de Karl Theodor zu Guttenberg, prometedor ministro de Defensa que no había alcanzado los cuarenta años cuando le descubrieron posibles plagios en su trabajo investigador. Dejó inmediatamente el cargo y su carrera política. Otras dos ministras alemanas se verían obligadas a tomar la misma decisión en los años siguientes.

Qué diferencia con lo que ocurre en nuestro país, cuya sociedad es incapaz de reconocer en su universidad el prestigio que la alemana detecta en la suya. No voy a repetir lo mucho que se ha escrito sobre las tesis doctorales de Pedro Sánchez y Carmen Calvo, sin que hayan iniciado acciones, aunque sean destinadas a la mínima rectificación, contra las afirmaciones vertidas sobre sus trabajos. Es verdad que personajes como los citados sólo pueden prosperar en sociedades como la española. Siempre me han chocado dos expresiones relacionadas con las enfermedades laborales: ‘Me he cogido la baja’ y ‘Me han dado el alta’. Sin embargo, no hay que mezclar las cosas. Como ya se ha puesto de manifiesto, hay que distinguir dos ámbitos: la picaresca secular propia de un país como el nuestro, que ha padecido grandes necesidades económicas y morales; y la creación desde el poder de organizaciones ‘mafiosas’ destinadas a esquilmar los fondos públicos.

Hete aquí que, hace una década, un socialista aragonés defendió su tesis doctoral ante un tribunal integrado por prestigiosos historiadores. El trabajo de investigación se elaboró en el marco del departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Zaragoza. La tesis se puede consultar por internet y los expertos que la han leído no encuentran tacha alguna. Lo sorprendente del caso es que su autor, Javier Lambán, enfrentado con dirigentes de su partido que no alcanzan a entender el comunicado que les han redactado, va camino del ostracismo. Pero esto no es lo más importante, lo más relevante es que sus tesis políticas basadas en una socialdemocracia integradora y con visión nacional han sido postergadas.

Por cierto, en el mal denominado caso Koldo ha salido el nombre del expresidente autonómico, como ejemplo del dirigente que se negó a contratar con la trama que procedía del ministerio que dirigía Ábalos. Si hubiese aceptado, quizá fuera ahora ministro.

Hace tiempo se puso de moda una anécdota sobre la conducta de un individuo durante los años treinta del pasado siglo. Convencido monárquico, se volvió republicano a partir de 1931. Dos años después, asumió las consignas de la CEDA. En los primeros meses de 1936 se hizo un fervoroso simpatizante del Frente Popular. Tras las vicisitudes de la Guerra Civil, se incorporó a Falange. Preguntado por un vecino sobre sus continuos y repentinos cambios de opinión, el interpelado respondió: «Yo nunca he cambiado de opinión, siempre he querido ser concejal». Lástima que Sánchez no se conformara con ser un simple edil del Ayuntamiento de Madrid.

Las andanzas de Pedro Sánchez se pueden entender con arreglo al principio de Hanlon, según el#cual «no se ha de atribuir a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez». El drama radica en que la maldad puede ser combatida mediante argumentos racionales. La estupidez, no.

Ángel Garcés Sanagustín es doctor en Derecho

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