Cerca de un millar de agricultores han llevado este viernes su «hartazgo» ante las mismas puertas del Palacio de la Aljafería, donde se celebraba un pleno de las Cortes de Aragón.

Han protagonizado una tensa protesta con enfrentamientos con la Policía y el intento de romper el cordón de seguridad para acceder por la fuerza al edificio. Es inadmisible está actitud violenta para tratar de irrumpir en la sede de la soberanía popular

Más de cuatro horas han permanecido los agricultores apostados en el recinto de la sede de las Cortes regionales intentando negociar con la Policía la posibilidad de que entraran cuatro representantes para trasladar sus reivindicaciones a los grupos políticos. Ante la falta de respuesta, se han vivido varios momentos de extraordinaria tensión que restan legitimidad a las protestas. Los trabajadores del sector primario tienen razón en muchas de sus reclamaciones y así se lo han reconocido buena parte de los ciudadanos y de los partidos políticos; sin embargo, eso no les autoriza a ejecutar actos de violencia, como los que se están viviendo estos días en las concentraciones de Cataluña, ni a cercar las Cortes aragonesas. No cabe el acoso a ninguna institución política ni ahora ni nunca. Si los agricultores pierden las formas, también pierden la razón. Hay que pedirles, pues, moderación en sus protestas y que no dificulten la movilidad de los ciudadanos con los cortes de carreteras.

Dicho esto, también hay que reclamar que las administraciones europea, nacional y autonómica den ya respuestas concretas y efectivas a las demandas del campo. Estas respuestas deben partir de una reforma integral que asegure la equidad en el reparto de ayudas y atienda los problemas de despoblación y carencia de servicios que aquejan a las comunidades rurales.