Por
  • Víctor Juan

Un grabado

Paseo de las Pajaritas del parque Miguel Servet de Huesca /Foto Rafael Gobantes / 28-3-11 [[[HA ARCHIVO]]]
Paseo de las Pajaritas del parque Miguel Servet de Huesca.
Rafael Gobantes

En enero presentamos en la Diputación Provincial de Zaragoza ‘El secreto de las pajaritas’, un libro donde cuento la historia del homenaje que un carpintero le hizo a Ramón Acín en el santuario de san Úrbez en Nocito. 

Entre los amigos que me acompañaron se encontraban Ana Romeo y José Luis Angoy, que apenas ejerció de jefe de Protocolo de la DPZ, que es su oficio y su segunda pasión. La primera ya la he nombrado. Al día siguiente, en plena resaca de cariño, José Luis me llamó para decirme que tenían un regalo para mí. Cuando pasé a buscarlo, me entregó un dosier sobre el pintor zaragozano José Miguel Palacio. Me mostró obras desde su inicial surrealismo hasta el hiperrealismo de sus creaciones actuales. Se detuvo en la reproducción de un grabado en el que se representa un libro del que salen pajaritas que se elevan hacia el cielo. Al fondo, la silueta de una ciudad y, como si de una transparencia se tratara, se distingue la escena de la detención de un hombre al que abraza una mujer, mientras un niño llora… Enseguida pensé que era un homenaje a Acín. Entonces José Luis me entregó ese mismo grabado firmado, numerado y enmarcado. Ana y él lo habían comprado para mí. Llamé a José Miguel Palacio. Me contó que mi grabado forma parte de una serie dedicada a la Generación del 98, la ciudad representada es Salamanca y el homenajeado, Unamuno. Todo tiene sentido. Pero… la ciudad del grabado que ilumina el salón de mi casa se parece cada día más a Huesca. Al fin y al cabo, nuestra mirada da sentido al cuadro porque lo miramos desde nuestros deseos, nuestros miedos y nuestras ilusiones.

Víctor Juan es director del Museo Pedagógico de Aragón

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