Se desconocen las causas del pavoroso incendio de dos edificios en Valencia que ha provocado la muerte de, al menos, nueve personas. No obstante, diversos expertos coinciden en que algunos de los materiales de construcción de la fachada pudieron contribuir a la rápida propagación de las llamas. 

Las investigaciones puestas en marcha por la Justicia deben determinar las circunstancias del siniestro para adoptar medidas que eviten en el futuro tragedias semejantes. Las administraciones deben ser muy exigentes en la reglamentación de construcción. La seguridad debe ser prioridad.

Un gigantesco incendio abrasó el pasado jueves dos edificios de la ciudad de Valencia con un total de 138 viviendas. Las llamas calcinaron los bloques por completo en cuestión de una hora. En un primer momento, las explicaciones técnicas sobre el suceso se centraron en la presencia de poliuretano, un elemento altamente combustible, en el interior de la fachada. Más tarde han surgido dudas porque se desconoce con exactitud el material que utilizaron la promotora del proyecto y la constructora. En lo que hay coincidencia es en que, fuera lo que fuera, el fuego se extendió con rapidez por la fachada. Cuando la Justicia determine las circunstancias del incendio se deberán tomar medidas para que algo así no vuelva a ocurrir.

Es cierto que desde que se construyeron las dos torres se han aprobado en nuestro país nuevos códigos técnicos de edificación que son más exigentes para el uso de materiales inflamables o combustibles. La legislación es, pues, garantista. No obstante, hay muchos edificios que tienen más de una década de antigüedad que deben ser sometidos a estrictas inspecciones para confirmar la seguridad de sus inquilinos o para adoptar las medidas necesarias.