La fuerza de las palabras

La fuerza de las palabras
La fuerza de las palabras
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Al comienzo del nuevo año, los medios de comunicación nos suelen recordar cuáles han sido los libros, las películas, las series televisivas más valoradas y nos avisan de las que serán estrenadas y publicadas en este próximo año. Esta manía de hacer listas, ‘glazomanía’, también la tiene la Fundación del Español Urgente (Fundéu RAE), promovida por la Real Academia Española y la Agencia Efe. 

Ella realizó una lista de doce candidatas a palabra del año 2023. Aunque los temas a los que aluden son muy variados, se repiten especialmente los términos relacionados con el medioambiente, la política y la tecnología. Su lista alfabética comenzaba por amnistía y seguía: ecosilencio, euríbor, FANI, fediverso, fentanilo, guerra, humanitario, macroincendio, polarización, seísmo y ultrafalso. Eligió ‘polarización’ como palabra del año 2023. La definición que esgrime el Diccionario de la lengua española sobre polarizar es, entre otras cosas, "orientar entre dos direcciones contrapuestas". En cuanto a su selección, la Fundéu RAE, la ha elegido "por su gran presencia en los medios de comunicación y la evolución del significado que ha experimentado". Aplicada a la política y al ámbito ideológico, al mundo deportivo, al debate en las plataformas digitales y, en general, a cualquier escenario en el que sea habitual el desacuerdo. Es un interés que va mucho más allá de las academias o instituciones vinculadas a las lenguas y sus diccionarios.

Con las palabras, con nuestro lenguaje, nos relacionamos con el mundo y con los demás

Entiendo que esta lista suele representar cuáles han sido las cuestiones clave en ese año. Una sola palabra es polisémica a pesar de su concisión. Se reviste de exactitud y ambigüedad al mismo tiempo. Quizás de ahí, también, lo atractivo de las listas. ¿Podemos ilustrar un año con una palabra? Algunos pueden considerar que es la victoria del pensamiento breve sobre la amplificación analítica. La victoria del dictamen sobre la descripción. La victoria de marcar sobre la duda o la aproximación. Con las palabras, con nuestro lenguaje, nos relacionamos con el mundo y con los demás. "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo", escribía el filósofo Ludwig Wittgenstein. Con el lenguaje hacemos cosas: ensalzamos, despreciamos, rezamos, retamos, herimos.

Por eso es decisivo cuidar no solo qué decimos,
sino cómo lo decimos. Nuestras palabras y nuestras acciones están entretejidas

Parece que este nuevo año va a seguir como palabra la polarización o quizá una nueva que incluye ésta. Así hemos conocido un nuevo neologismo, señalado por el presidente del Gobierno, la ‘fachosfera’, el mundo ‘facho’ que pretende "polarizar, insultar y producir desconfianza con un fin claro". No lo hemos encontrado en nuestros diccionarios. Pero si miramos dentro de la palabra podremos comprender sus elementos. Les recuerdo que ‘fachosfera’ nos ha llegado desde el francés –‘fachosphère’–, idioma donde se formó a partir de ‘facho’ (acortamiento y alteración de ‘fasciste’) y de ‘blogosphère’ (blogosfera, conjunto de blogs).

Su palabra ha tenida una amplia respuesta política y mediática pues las palabras están vivas, por lo que representan y porque con ellas vivimos. Nuestras palabras están vivas no porque las palabras signifiquen mágicamente algo por ellas mismas, sino porque con ellas vivimos. Nuestras palabras y nuestras acciones están entrelazadas. Por eso es decisivo cuidar no solo qué decimos, sino cómo lo decimos. Las palabras y las acciones en las que se insertan constituyen un ‘juego de lenguaje’ en el que se dotan mutuamente de sentido.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Pilar de la Vega en HERALDO)

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