Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

El líder del PSOE que anuló al PSOE

El líder del PSOE que anuló al PSOE
El líder del PSOE que anuló al PSOE
Viticor

No han sido pocos los pensadores que han advertido del intenso desgaste que ha supuesto y supone la tensión centro-periferia. Hace un siglo, por ejemplo, Ortega y Gasset lo señalaba en ‘España invertebrada’ (1922): "Será casualidad, pero el desprendimiento de las últimas posesiones ultramarinas parece ser la señal para el comienzo de la dispersión peninsular". 

Lo que Ortega anunciaba se ha intensificado en la última década por la pérdida total del sentido de pertenencia a España de una parte significativa de la sociedad catalana y vasca, y también por la proliferación de formaciones (desde Coalición Canaria a Democracia Ourensana) que exigen postergar los intereses generales en aras de sus fines particulares. Ahora bien, la causa principal de disgregación no es la fuerza disolvente de estos movimientos, sino la incapacidad de los dos grandes partidos que forjaron la Transición.

En varias comunidades españolas, la alternativa a uno
de los dos partidos de Estado (PP) no es el otro (PSOE), sino el nacionalismo

La última prueba de esta deriva la aporta el resultado de las elecciones autonómicas en Galicia. El PSOE queda como una fuerza residual, muy por detrás del PP y del BNG. El de Ferraz ya era el tercer partido en la Comunidad de Madrid, pero ahora ha sido arrinconado en tierras gallegas por un partido nacionalista. Lo mismo volverá a ocurrir en las próximas elecciones vascas, donde la alternativa de izquierdas es Bildu, y también en Cataluña, donde se ha sacrificado al PSC en beneficio de las fuerzas secesionistas (ERC y Junts).

La pérdida de poder del PSOE en todas las comunidades, como se vio en las elecciones del pasado mayo y en las actuales, es la consecuencia de la instrumentalización del partido que ha hecho Pedro Sánchez para poder presidir el Gobierno central. Sus pactos con los independentistas han minado las opciones electorales del socialismo en la mayor parte de España. Sin embargo, el gran beneficiado no es tanto el PP, que es la lógica alternativa del PSOE en el clásico sistema izquierda-derecha, sino la ideología soberanista. Numerosos votantes de izquierda han visto que el propósito del ‘Gobierno progresista’ (PSOE-Sumar) es conservar el poder a toda costa. En consecuencia, se aproximan a la izquierda nacionalista, a la que la Moncloa ‘premia’ con todo tipo de concesiones.

Durante las casi cinco décadas de democracia, tanto el PSOE como el PP han ‘pagado’ a los partidos nacionalistas su apoyo parlamentario con financiación y competencias en un proceso perverso que ha aumentado las desigualdades entre españoles. Pero Pedro Sánchez ha dado un paso más, al cederles mucho más poder y protagonismo.

Así ocurría en Cataluña y País Vasco, y ahora también en Galicia. Pedro Sánchez está alimentando el secesionismo a costa de su partido

El inquilino de la Moncloa ha jibarizado al partido y lo ha hecho comulgar con una estrategia polarizadora, que le es ajena. La tradición socialdemócrata europea ha sido la de buscar consensos, mientras que la táctica populista tiende a exacerbar el conflicto. La socialdemocracia siempre ha tratado de cohesionar a las clases medias apelando a sus intereses comunes; en cambio, el nacionalismo divide a las sociedades avivando el egoísmo de la tribu y el sentimiento de superioridad de unos frente a los otros.

Los rupturistas catalanes ya demostraron en 2017 que ellos ponen su patria por delante de la democracia y que sitúan los privilegios de su tribu por encima de los derechos de todos los ciudadanos. Pedro Sánchez ha puesto al PSOE a su servicio y el viejo partido lo está pagando.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por José Javier Rueda en HERALDO)

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