Por
  • Juan Antonio Frago

Lenguaje claro y palabras vivas

Lenguaje claro y palabras vivas
Lenguaje claro y palabras vivas
Krisis'24

Propia del carácter comunicativo de la lengua es la necesidad de hablar claro, multisecular desiderátum estilístico, con eco cervantino: "El lenguaje puro, el propio, el elegante y ‘claro’, está en los discretos cortesanos, aunque hayan nacido en Majalahonda".

Natural, pues, que informe el refranero: "cuanto más amigos, más claros", "hablar claro lo manda Dios", y tantos dichos populares: "las cosas claras y el chocolate espeso", "hablar (decir) en plata", usado por Goya. 

Nuestro ‘Vidal Mayor’ en el siglo XIII distinguía entre expresarse "en abierto" y hacerlo "entre dientes". Y un meridiano ejemplo ofrece de lenguaje claro en el enunciado del delito de llamar ‘puta’ a mujer casada, "et con otro que iaze". Aunque podría haber usado voz menos hiriente (‘bagassa’, ‘muller del partido’, ‘mundaria’, ‘ramera’…), el jurisperito justifica el oprobioso término porque "aqueill lengoage es usado en el pueblo".

Contra la inane tendencia a la manipulación lingüística, de palabrería vacua con menosprecio de la verdad, hay que mantener la aspiración a hablar claro

Contra la inane tendencia a la manipulación lingüística, de creaciones o sustituciones léxicas (‘posfáctico’, ‘pospolítica’), de atosigamiento de ‘lo políticamente correcto’, de palabrería vacua con menosprecio de la verdad, y de otras ocurrencias efectistas, se han publicado en HERALDO recomendables artículos: de Guillermo Fatás, ‘Lengua de palo’ (29 de octubre de 2023) y ‘La posverdad y Sánchez’ (14 de enero de 2024), y, en este mismo número, ‘¿Literal o metafórico?’ de José Javier Rueda. Evidentemente, las definiciones confusas o contradictorias son ajenas al lenguaje claro, muleta sobre la que se apoya el llamado panhispanismo, como son referirse al "fortalecimiento del idioma" sin aclarar en qué está débil, o defender que el español "ha sido capaz de aunar a lo largo de la historia lo uno con lo diverso", dislate teórico y ucrónico, o la imposible "integración de sus variedades geográficas en una fusión mestiza con la que todos los hispanohablantes se identifiquen".

Pues bien, en publicación chilena de homenaje a Alfredo Matus, en la que participo (2021), el secretario de la Asale, con despacho en la Real Academia Española, defiende como principal rasgo del panhispanismo que la norma no sea más "una imposición nacionalista", que identifica con "la España peninsular y su inconsistente apropiación de la lengua en calidad de dueños (sic)". Así que, ¿una nueva tacha a la intransigente España?; esto, con el grueso error de creer que la Academia española en el triunfo de la independencia continental fue decisiva para evitar la fragmentación del idioma común. Pero el mutuo respeto de las diferencias campea en el Congreso de 1892, con críticas al desdén académico por lo americano, incluso sobre Puerto Rico y Cuba, aún dependientes de España, así como en las cartas de Cuervo con sus corresponsales americanos. ¿Y las opiniones sobre el particular de José Martí, Rubén Darío o Unamuno? Por no hablar de la altanera sonrisa, "pobres criollos…", que Sarmiento advirtió en los ‘inmortales’, cuando en 1846 con ellos hablaba de ortografía en Madrid.

A veces el llamado panhispanismo recurre a definiciones confusas o contradictorias

Manuel Alvar, quien más y mejor ha tratado de América en su ingente e inigualable obra, ¿alguna vez tuvo ese tipo de superioridad y de apropiación idiomática? Ni nadie se mostró más prudente que Lázaro Carreter respecto de la función normativa de la Academia. En cambio, el diccionario académico desde 1884 connota de ‘vicio’ la pronunciación del seseo, así hasta 1970, y, curiosamente, Menéndez Pidal escribió al ministro Fraga Iribarne, pidiéndole órdenes que evitaran la corrupción idiomática, los "rasgos fonéticos dialectales y el vulgarismo", carta que publicaría ‘La Vanguardia’ (15 de abril de 1964). De modo que en esto me quedo con Neruda y su ‘Oda al diccionario’, para él "perpetuidad viviente / de la esencia, / granero del idioma", con cincelados versos a la esencial unión en el español de los dos mundos: "Y es hermoso / recoger en tus filas / la palabra / de estirpe, / la severa / y olvidada / sentencia, / hija de España, / endurecida / como reja de arado, / fija en su límite / de anticuada herramienta, / preservada / con su hermosura exacta / y su dureza de medalla".

Juan Antonio Frago es catedrático emérito de Historia de la lengua española de la Universidad de Zaragoza y académico correspondiente de la RAE

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