Por
  • Carlos Rubio Pomar

¿Primera dama Rizzo?

¿Primera dama Rizzo?
¿Primera dama Rizzo?
Paramount Pictures

El problema del sistema educativo son ellos dos". Así transcurría la famosa escena de ‘Grease’ cortada y que nunca llegó a las pantallas de cine. Básicamente sostenía que si metes a un macarra y a su novia en clase, aquello se convertirá en un Sarajevo del que no hay Dios que escape. 

Bajará el nivel sí o sí, porque a los alumnos excelentes (como ‘Sandy’ Newton John) no les quedará otra que seguir el ‘ritmo’ so pena de ser excluidos. Ni todo el mundo vale para estudiar ni todo el mundo puede nacer en Cádiz. El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones; nuestras ocho leyes educativas han hecho lo suyo.

Llegan los habituales parches en vez de atacar el fondo del problema. Los parches: escuelas abiertas en verano, clases de refuerzo, actividades por las tardes, volquetes de dinero público para incidir en más de lo mismo, Evau sólo para once comunidades... En fin.

La cuestión viene de más atrás. Los más mayores tenían cuatro cursos de BUP y COU. Los mejor preparados acababan en la universidad. Tres cuartos de lo mismo con la FP, a la que hubo que añadir dos años más para hacerla ‘superior’. Y una buena idea acabó por destrozarlo todo. La buena, aumentar la escolarización obligatoria de los 14 años hasta los 16, perfecto, y debería ser hasta los 18, que todos lo tenemos claro. El problema, que ni tanto ni tan poco; el aristotélico ‘la virtud está en medio’ de los dos extremos.

Cuarto curso de la ESO debería desaparecer, parece un tercero bis; total quedan dos años, pasan con suspensos varios, les da igual. El bachillerato y la FP tendrían que tener tres años, no digo los cuatro de antes, pero con dos de ahora es insuficiente para prepararlos para la universidad o ser verdaderos especialistas en su profesión. Educación obligatoria hasta los 18 años. Con 15 años, tercero de la ESO, título de graduado escolar, reválida o algo parecido en el propio colegio. Unos, al bachillerato, otros, a la FP; ambos igual de dignos. Mis colegas profesores tendrían claro qué conviene más a cada uno. Como dejes pasar a cuarto de la ESO a Rizzo y Kenickie, aquello será un Vietnam. Basta con uno que no le apetezca estar en clase para desmandar a todos, simple supervivencia, profesores incluidos. Si encima pasan a los siguientes niveles, ni te cuento; ‘Apocalipsis now’; el horror equivale a PISA. Las hormonas son inexorables. Kenickie, ya crecido, consciente de sus limitaciones, hará lo imposible para bajar el nivel de todos al suyo. Pinta y colorea. Si repite odiará a quien sea mejor estudiante que él, o sea todos. Acoso escolar servido; los buenos, invisibles.

En vez de atacar el fondo del problema, llegan los habituales parches en Educación:
escuelas abiertas en verano, clases de refuerzo, actividades por las tardes, volquetes
de dinero público para más de lo mismo, Evau sólo para once comunidades...

Si les propones un bachillerato o FP más completos, verán luz al final del túnel, van a ser algo en la vida. Irán a tres años potentes de FP o bachillerato. No harán falta clases de refuerzo, ni en verano, ni bajar ratios, ni desdoblar. El nivel subirá porque seguirán a Sandy; ya se encargarán los profesores de ello. Y si no, a casa; autoridad de los profesores. El problema, de los padres, no del resto.

La obligatoriedad pasa porque exista la educación, no pasa por aguantarlos en clase esos tres años. Ya tienen el título escolar básico. El objetivo de todos es acabar trabajando e independizados. Ya puestos, volvamos a las clases que terminen por la tarde, dejemos que convivan, ahora sólo coexisten a pachas con el móvil. Es su adolescencia, no se la quites mandándolos a casa a las 2. Que estén con sus profesores y sus amigos, que ahora es lo que toca.

No más parches, hay que atacar el error desde el fondo. Falta tiempo, tres años de bachillerato y otros tantos de una única FP (último dual). Lo demás son cursos de especialización, más breves, y ya fuera del sistema educativo. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo, Einstein ‘dixit’. Si insistimos en que con dos años se les prepara para algo, seguiremos camino del infierno. Los parches sólo lo harán más lento.

Ya puestos propongo un nombre para los dos sistemas: a los dos les llamamos BUP. Uno será Bachillerato Unificado Preuniversitario, el otro Bachillerato Unificado Profesional. Los nombres tienen importancia.

Le deseo suerte a la directora del Instituto Rydell con su propuesta educativa. Si reponen la escena, igual termina por convencer a los partidos políticos.

Carlos Rubio Pomar es  profesor universitario

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