Director de HERALDO DE ARAGÓN

Para Sánchez y Feijóo

Los comicios gallegos, termómetro de la política nacional.
Los comicios gallegos, termómetro de la política nacional.
Krisis'24

Dicen los populares gallegos que «el PP es el partido que más se parece a Galicia». La frase, defendida como un reclamo electoral, da forma a la preocupación y también a la posible clave política que puede conceder al PP la victoria el próximo 18 de febrero. Las autonómicas gallegas, observadas bajo un prisma nacional como el primer termómetro que registra la temperatura del país con el Gobierno PSOE-Sumar, tienen para los populares el inconveniente del contagio. La permanente tensión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo amenaza con alterar las claves interpretativas que han venido concediendo las mayorías absolutas a los populares y que Alfonso Rueda aspira a revalidar. Estos comicios se enfrentan a la incógnita de los efectos causados por la corriente nacional, donde la pregunta verdaderamente importante no es otra que la permeabilidad de una sociedad que ha venido votando afectada por valores como la capacidad de gestión o el trabajo desplegado ante una pandemia.

Esté o no afectada por la crispación que zarandea la política, la interpretación de los resultados de las gallegas tendrá una trascendencia nacional. Una pérdida de la mayoría absoluta por parte de los populares llevará a un seguro cuestionamiento del liderazgo de Feijóo. Los socialistas, por su parte, que dan por liquidadas buena parte de sus opciones, tan solo confían en aguantar. Conscientes del desgaste que generan sus acuerdos con el independentismo, aceptan que estas elecciones han llegado demasiado pronto, sin tiempo para distanciarse de la negociación de la ley de amnistía. La línea donde se insertan las próximas citas con las urnas habla, a juicio de los socialistas, de que los comicios del País Vasco habrían de dejar unos buenos resultados y que para cuando se celebren en junio las elecciones europeas la política nacional debería haber recuperado un cierto sosiego. Con la mirada puesta en las elecciones catalanas, donde el PSC aspira a repetir como primera fuerza política, las gallegas son para Sánchez una estación de paso donde la aspiración es que Feijóo sufra el mayor desgaste posible.

Las últimas encuestas publicadas en Galicia, que ofrecen un menú variado, introducen la posibilidad de que el Parlamento gallego pase de tres fuerzas políticas (PP, BNG y PSOE) a cinco. Las dos formaciones que completarían los 75 diputados autonómicos serían Sumar y Democracia Ourensana, formación que, elección tras elección, ha venido creciendo y que sobre el papel reforzaría al PP. Con todo abierto, aunque la demoscopia establece las opciones de los populares en el terreno de la mayoría absoluta, la campaña electoral ha adquirido una especial relevancia, una singularidad con trazas nacionales en la que los tres principales candidatos tratarán de no equivocarse, de no cometer ningún error que alimente una inesperada corriente del voto que incorpore la sorpresa.

Considerados como tres buenos candidatos, su solidez se ha venido construyendo de forma bien distinta. Mientras Alfonso Rueda (PP) atiende a un liderazgo discreto, levantado a la sombra de Feijóo, Anna Pontón, que se apoya en la transversalidad de los mensajes sencillos que buscan dejar atrás el BNG de Xosé Manuel Beiras, se muestra segura de mantener su condición de segunda fuerza política por encima del PSOE de Gómez Besteiro. Eso sí, los tres solo atienden a Galicia. En cambio, sus partidos miran ante todo a la Moncloa.

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