Otra vez el agua

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Otra vez el agua
Patricia Puértolas

Mucho tiempo llevamos los aragoneses sin encabritarnos porque se nos quieran llevar el agua, que parece que es el único asunto capaz de ponernos en pie para salir a la calle y organizar masivas manifestaciones; pero mucho me temo que esta especie de paz octaviana está a punto de quebrarse.

Cataluña necesita cinco hectómetros cúbicos de agua del Ebro para regar los viñedos y los olivos del Priorato y al parecer, además, a esa comunidad le está afectando la sequía hasta el punto de tener que pensar en restricciones. Y ya se sabe, trasvase del Ebro a la vista. ¿Y qué más quieren los partidos políticos somnolientos para organizar el alboroto y para llamarnos a reivindicar lo que dicen que es nuestro?

Ante el nuevo debate sobre los trasvases, los aragoneses tenemos que reivindicar las obras hidráulicas y los muchos aprovechamientos del agua del Ebro que tenemos pendientes

Hay que imponer racionalidad y sosiego en el debate que se avecina, y ser exigentes y honestos en los planteamientos que con toda legitimidad y razón hagamos los aragoneses, de modo que defender ‘lo nuestro’ no es alborotar sin más negando el agua a otros, sino exponer cuáles son las necesidades y los compromisos que tenemos pendientes de cumplir, exigiendo, como es natural, las reservas de agua para completar los miles de hectáreas de regadío que tenemos pendientes hace tanto tiempo; previendo el agua necesaria para usos industriales que van a necesitar las empresas tecnológicas que se establezcan en la zona y llevando a cabo las obras hidráulicas que se proyectaron, se acordaron y nunca se hicieron. Y quizá revisando también los posibles nuevos aprovechamientos que el sistema del Ebro podría ofrecer. En todo esto debemos empeñarnos con carácter prioritario. Y luego, y por qué no, valorar el destino de los excedentes de agua, si los hubiera.

Pero ahora tenemos nuevos actores en este gran teatro de las aguas en España que pueden echar por tierra todo intento de racionalidad y desbaratar toda clase de planes y acuerdos habidos y por haber. Si el señor Puigdemont se encapricha del agua del Ebro, ya podemos montar argumentarios y manifestaciones, ya que habremos perdido lamentablemente el tiempo. Una vez más, Junts pondrá contra las cuerdas al Gobierno de la nación y este le cederá todos los hectómetros que pidan. De modo que habrán solucionado por fin el engorroso asunto de las aguas.

Pero si Puigdemont se empeña en pedir un trasvase, lo conseguirá

No me cabe duda de que en la agenda de peticiones, por delirantes que sean, que tiene sobre la mesa Puigdemont estará la de pedir un trasvase. Lo hará en el momento que considere oportuno a lo largo de esta legislatura; y lo hará sin contemplaciones y sin márgenes de negociación. El Gobierno, una vez más de rodillas, accederá a la petición y dispondrá obras, inversiones, desviaciones de cauces si fuere preciso para complacer a su amo, aunque dé la espalda a los aragoneses y a sus expectativas.

Me preocupa y no me gusta que el Gobierno de España tenga que arrodillarse ante nadie, pero me preocupa mucho más que tengamos que arrodillarnos todos los españoles.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

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