Por
  • C. Peribáñez

Talentos generosos

La grabación de uno de los episodios de 'Atónitos Huéspedes'.
La grabación de uno de los episodios de 'Atónitos Huéspedes'.
Heraldo

La necesidad de dar las gracias supera por goleada al pudor de escribir de uno mismo o de lo que le es propio. Anoche se emitió el último programa de ‘Atónitos Huéspedes’, por cuyas incómodas e itinerantes banquetas han pasado durante los cuatro últimos años cerca de un millar de artistas.

La cineasta Pilar Palomero nos atendió justo la semana que empezaba a rodar ‘Las niñas’ y con la escritora Irene Vallejo viajamos al mausoleo de Fabara cuando ‘El infinito en un junco’ apenas salía de imprenta y aún no había recibido su aluvión de merecidos premios. También celebramos un almuerzo pictórico en la histórica Casa Emilio meses antes de su cierre definitivo y pudimos disfrutar de la última entrevista con el querido y siempre somarda poeta aragonés Ángel Guinda.

Con mis admirados escritores Alejandro Simón Partal y Elena Medel me permití ejercer de pequeño ‘groupie’ y, sin conocerlos previamente, me fascinaron las personalidades de Miss Beige, Asier Puga, Ernesto Artillo, Sandra Esseme, Flavita Banana, Jonás Trueba y tantos otros. No obstante, el verdadero lujo fue trabajar todo este tiempo con un equipo divertido, talentoso, generoso y siempre audaz.

Se quedan sin grabar algunas ideas locas como la de hacer un programa entero en plano secuencia en la plaza del Pilar o usar como ‘leit motiv’ de un episodio el concepto ‘mentira’ para entremezclar piezas reales con artistas ficticios sacados de la manga como el entrañable Rosauro Gallino. Todo, incluso los errores cometidos, se ha hecho con absoluto mimo y desde el más inmenso de los cariños. Quizá por eso en ningún sitio haya sido más feliz que grabando ‘Atónitos’.

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