Aragón tiene sed
Mientras Cataluña aspira a derivar agua del Ebro para regar miles de hectáreas de viñedos y olivos en el Priorato (Tarragona), unas 50.000 hectáreas de secanos de Aragón siguen esperando el agua para su transformación, entre ellas amplias zonas áridas de la Litera Alta y Monegros, que a diferencia de las primeras sí están incluidas en el Plan Hidrológico de Cuenca actualmente vigente.
Aragón siempre se ha mostrado solidaria con las regiones vecinas para asegurar agua de boca, pero también ha sido exigente cuando se trata de reclamar que se satisfagan las necesidades de riego que vienen arrastrando nuestras tierras. La unión de los partidos y las instituciones en defensa de los intereses de la Comunidad es un gesto que debe entenderse como una declaración de intenciones en consonancia con el sentir mayoritario de los aragoneses.
La Confederación Hidrográfica del Ebro ha descartado cualquier posibilidad de una nueva concesión para regar viñedos y olivos en el Priorato porque ninguno de los dos proyectos de la Generalitat figuran en el Plan Hidrológico vigente y deberían esperar, pues, al siguiente para su posible inclusión. Lo que sí recoge el Plan Hidrológico vigente hasta el 2027 es el desarrollo de 38.433 hectáreas, una vez que la DGA consiguió ampliar la superficie inicialmente propuesta (28.622) reconociéndose el derecho de las Zonas de Interés Nacional de Monegros II y de Civán, y también de la Litera Alta y de Bardenas II. Es evidente la dependencia que tiene el Gobierno central de los partidos independentistas de Cataluña y el País Vasco para su supervivencia a causa de la debilidad parlamentaria del PSOE y Sumar. No obstante, el tema del agua y su reparto debe quedar al margen de las cesiones políticas de la Moncloa. Hay que exigir que el sentido de Estado, el respeto al medio ambiente y al equilibrio territorial se impongan.
