Por
  • Marta San Miguel

Lo que viene ahora

Lo que viene ahora
Lo que viene ahora
Pixabay

Esta semana es de vueltas al trabajo y al colegio con la sensación de novedad puesta encima, ya sea en la ropa que te han regalado o por el nuevo calendario de mesa que un cliente ha puesto ante ti.

O quizá sea al revés, quizá seas tú quien está al otro lado de ese flamante cartón anillado deseando que las personas vean, además de los días que les faltan para volver a tener vacaciones, la marca que lo decora, tu marca, y eso es lo nuevo con lo que empiezas 2024, con la impresión de que es posible que haya nuevas oportunidades.

¿Qué cambia en realidad en la dinámica cíclica en la que nos movemos? Porque la noción de bucle infinito es lo único que se mantiene inalterable, y es curioso que suceda esto porque nuestro contexto, nuestro lenguaje, nuestras modas y manías, nuestro ídolos y héroes cambian cada vez más rápido y, sin embargo, ¿acaso no tienen la sensación de que esto ya lo hemos vivido? Los hospitales están tan llenos por los virus; ha habido juguetes agotados y colas para entrar a los centros comerciales. Hemos tragado uvas, mazapanes, turras, sermones y lechazo; hay familias que no han tragado sino que han pasado hambre, frío y han hecho colas pero para comida; ha habido un muñeco del presidente del Gobierno apaleado y la tibieza informativa que se da en vacaciones se ha nutrido en ver cómo los muñecos de otros bandos que fueron apaleados previamente emergían como víctimas a resarcir.

Hay algo reconfortante en la rutina, es un espejismo que nos hace sentir que tenemos el control sobre lo que pasa, como si el hecho de verlo venir volviera nuestra vida menos peligrosa. A pesar de estar pegados a un teléfono que vibra cada vez que hay una noticia de última hora, sentimos cierta paz al saber qué viene después, de dónde venimos y qué viene ahora. Y lo que viene ahora, queridos lectores, es ese brillo que tienen los zapatos recién estrenados, que dan un brío distinto a nuestros pasos hasta que se vicia la suela; ahora nos toca arremolinarnos bajo la manta viendo a oscuras cómo el IVA de la luz pasa del 5% al 10%. Lo que viene ahora es la rutina de aspirar a que algo nos sorprenda, mientras el calendario de mesa nos promete pasar sus páginas en el mismo sentido y nosotros con él, qué duda cabe, amarrados a sus anillas, como funambulistas con red.

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