Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: Recuerdos navideños de infancia

Una familia junto al árbol de Navidad
Una familia junto al árbol de Navidad
Heraldo.es | Getty Images

Por religión y tradición celebramos las fiestas de Navidad. Son fechas muy entrañables en las que se intenta reunir a la familia, aunque no siempre se consiga. La diosa fortuna también se comparte, en décimos de lotería, del día 22 oyendo a los niños de San Idelfonso. Son pocos los agraciados, pero somos todos los ilusionados cuando compramos los décimos, pensando que nos va a tocar. Con el sueño de poseer tal capital, que de antemano ya sabemos dónde vamos a gastar, regalamos e intercambiamos la suerte con familiares, amigos o el entorno en que vivimos. En mis recuerdos de la infancia, para los niños eran mucho más importantes que para los mayores si cabe, las cenas o comidas en casa de los abuelos donde estaban todos los hermanos, cuñados y niños. La fiesta estaba servida, los primos estábamos supercontentos, todos alrededor de una gran mesa, comiendo alimentos distinguidos. En la década del 60 no había hambre, pero la alimentación no era ni tan rica ni tan abundante como ahora. Los domingos y fiestas, en casi todas las casas había paella, que podía ser muy variada, pero de marisco, poco, lo que más abundaba eran los caracoles. En Navidad se degustaban los turrones Lacasa, de Jijona, mazapán, el duro que decíamos, más chocolate Suchard. Los tíos que vivían en las capitales o en la emigración traían juguetes, que era lo que los niños querían, los abuelos, que tantas vicisitudes e incluso hambre habían sufrido, regalaban ropa interior y algún estuche de pinturas, bolígrafos o material escolar. Me quedo con aquella armonía, unión y reunión familiar, ya los abuelos desaparecidos, los tíos y el lugar. Después de tantos años ,me gusta recordar, ya que el que no sabe de dónde viene difícil va a saber dónde va.

Mariano Remiro Monteagudo Épila (Zaragoza)

Asoleos en Huesca

Hace unos días, HERALDO publicó un artículo sobre el asoleo de Navidad en La Seo zaragozana, y se mencionan algunos otros asoleos en Aragón y otros lugares. Me gustaría añadir dos a los que tengo especial cariño, ambos en la joya histórica y artística que es la catedral oscense de Jesús Nazareno (no de Santa María ni de la Transfiguración, como figura en demasiados documentos). Uno es el que produce el sol poniente sobre el magnífico crucificado de Forment en los días próximos al 12 de septiembre, festividad del Santo Cristo de los Milagros. El otro lo provoca el sol de mediodía en días posteriores a los equinoccios de primavera y otoño, en la jesuítica capilla de San Joaquín, al atravesar la imagen de la Inmaculada Concepción, haciendo brillar prodigiosamente las piedras y estrellas de su corona. Hay más efectos similares, quizá intencionados, quizá casuales, en otros templos y lugares de Huesca capital y su provincia. Seguro que los que me están leyendo conocen o, aún más emocionante, pueden descubrir alguno de estos bellos fenómenos paseando por nuestra región.

Javier Mateos Barrionuevo Zaragoza

Agradecimiento a un neurocirujano

Expresamos nuestro profundo agradecimiento al neurocirujano del Hospital Clínico Lozano Blesa Jesús Aguas Valiente y a su equipo, unos excelentes profesionales dedicados a su trabajo. También a los profesionales de la planta de Neurología, uci y quirófano. Gracias a todo el personal del Clínico, sois los mejores.

Alfonso Esteban Zaragoza

Grafitero cazado, pero ¿cómo prevenir?

¡Tenía que ser en Navidad! Leemos que el grafitero Pit ha sido ‘cazado’ y se nos ilumina la cara a un buen puñado de zaragozanos que hemos visto en los últimos tiempos cómo este individuo y sus secuaces ensucian y degradan la ciudad con sus pintadas. Pit y Nano han sido cazados e identificados, quedan aún Sueño, Bull, Peke, Antihumanoss, Eskorbuto… Mi felicitación a la Policía Local por su éxito. Buzones, bancos, farolas, iglesias, monumentos, persianas, negocios, edificios oficiales..., acabaríamos antes de enumerar dónde no hay pintadas en Zaragoza. Avergüenza, cuando acompañamos a alguien de fuera, que vean las pintadas en las farolas del puente de Piedra, en la cruz homenaje a Basilio Boggiero, en el mirador del Ebro, en la catedral de La Seo, en la iglesia de la Magdalena o en la Casa Fortea, por poner algunos ejemplos. Deberíamos poner todos los medios para eliminar este problema que cuesta una fortuna a las arcas municipales: realizando en colegios campañas de concienciación para borrar la imagen de estos impresentables como ‘héroes urbanos’; defendiendo y potenciando la limpieza e imagen de nuestra ciudad con personas como deportistas; mostrando en la televisión pública las consecuencias y el coste de este vandalismo; indicando a la ciudadanía cómo proceder cuando veamos a desaprensivos haciendo pintadas; facilitando un teléfono donde los afectados podamos llamar para que sean eliminadas las pintadas. Esperamos con impaciencia que este individuo al que han identificado asuma la multa por deterioro y vandalización del mobiliario urbano. Y que les impongan el trabajo social de borrar todas las pintadas que llevan su firma. No puede ser que una docena de personas pongan en jaque la limpieza e imagen de una ciudad.

Luis Miguel Bes Arruebo Zaragoza

Ofrecer ayuda en los peores momentos

A veces hay cosas que te sacuden por dentro para bien y para mal. Pueden ser muy tristes y, al mismo tiempo, conmoverte, aunque uno no sepa trasmitir esa emoción en el momento en que ocurre. El día de Nochebuena hacía una preciosa mañana en el lado derecho del paseo Independencia. Poco después de la una, Carmina, con sus noventa años a cuestas, caminaba del brazo de sus hijas cuando un infarto la hizo desplomarse en plena calle. Varios profesionales de la salud, que andaban paseando, ofrecieron su ayuda sin dudarlo un instante. Formaron un improvisado y magnífico equipo que se esforzó en reanimarla. No fue posible y allí quedó custodiada por la Policía, a la que agradecemos su delicadeza. Carmina descansa en paz y a nosotros, entre todas las penas, nos queda la de no haber sido lo suficientemente agradecidos con aquellos que hicieron todo lo posible por ayudarla. No sabemos quiénes fueron pero estas líneas son para ellos. ¡Ojalá les lleguen! Quede esta carta como testimonio de nuestro infinito agradecimiento.

Carmen Iranzo Pérez, en nombre de los hermanos Iranzo Pérez Zaragoza

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión