Por
  • Pilar Clau

Esperar lo imposible

Hay que seguir escribiendo la carta a los Reyes Magos.
Hay que seguir escribiendo la carta a los Reyes Magos.
Aránzazu Navarro

Mi marido le contaba a mi madre el argumento de una novela de ciencia ficción. Tras escucharlo atentamente, ella expuso su conclusión: «Vamos, lo que no puede ser».

 La ficción es fingimiento, imaginación; no es y, quizá, no tiene posibilidades de ser. A veces, sin embargo, la ficción no se halla en lo que imaginamos sino en creerlo imposible, y eso nos impide esperarlo; pero si sólo esperamos lo posible, ¿cómo podrá avanzar la humanidad? ¿Por qué no soñamos algo nuevo, algo que aún no se haya intentado?

Vivir sin sueños es una forma de vivir burocrática, verificada y refrenada. Cuando esperamos lo imposible la vida se hace más intensa ¡y más larga! Abrimos las puertas de la mente, damos pasos para salir al encuentro de lo que queremos y descubrimos en nosotros habilidades que no imaginábamos tener.

Mientras ustedes leen esto yo estaré probablemente escribiendo la carta a los Reyes Magos. El primer año que les escribí, mi madre me llevaba la mano. Cuando empecé a hacerlo sola, ella me decía que no olvidara pedir un juego educativo. No era lo que yo quería, pero debía de ser una regla que había que acatar para que me trajeran todo lo demás. Dejé de escribir a los Magos cuando me dijeron que eran los padres. ¡Qué decepción!

Hace ya bastantes años, deseé algo que algunos creían imposible; era más que un deseo ferviente, era una cuestión vital. La víspera de Reyes escribí: «Queridos Reyes Magos: ...» y eché la carta en un buzón de correos. Igual que de niña aceptaba la condición de pedir un juego educativo para recibir lo que quería, entonces acepté otras condiciones, a saber: allanar el camino, disipar el miedo y las dudas y confiar en mí y en lo que esperaba. Mi deseo se cumplió y, desde entonces, cada año les escribo.

Lo importante es que la espera sea dichosa, que no se convierta en preocupación. Hablaba hoy con mis sobrinas de la espera de los Reyes Magos y ninguna recordábamos haber dudado nunca de que nos traerían lo que habíamos pedido. ¡Eran magos!

Esperar lo imposible me ayuda a no perder la parte de mí que no se conforma y que sabe que hay cosas que llegan no por arte de magia sino por arte de fe y de confianza. Cuando espero lo imposible, pongo los medios para que llegue. Lo posible es sólo un espejismo; es en lo imposible donde está la vida de verdad.

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