Andar por las víctimas

Homenaje a las víctimas del atentado de ETA contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza.
Homenaje a las víctimas del atentado de ETA contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Impresionaba en HERALDO la foto de la andada en recuerdo de las víctimas de la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. 

Cientos de personas confluyen por dos caminos para unirse en el mismo empeño. Recorren los 20 kilómetros que separan el Cuartel de la Guardia Civil de Casetas del Parque de la Esperanza en Zaragoza, donde se encontraba la casa cuartel que fue objeto del atentado criminal de ETA el 11 de diciembre de 1987. Rendían homenaje a las víctimas de aquella brutal explosión, que causó 88 heridos y 11 muertos, entre ellos seis niños.

El panorama político viene añadiendo motivos de dolor para quienes sufrieron el zarpazo del terrorismo. Como el ver que el actual Gobierno español cuenta como aliado con el partido de los herederos de ETA, olvidando que Bildu no puede ser un actor político más ni será nunca un socio democrático. No solo porque su objetivo es la destrucción del Estado sino, también, porque aceptarlos de compañeros es blanquear la historia criminal de la banda terrorista que asesinó a casi 900 personas.

Las asociaciones de víctimas tienen un objetivo: recuperar la memoria de lo que supuso ETA. Pero una ‘Memoria con mayúsculas’, como señalaba la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Una memoria con dignidad y justicia. Desgraciadamente el concepto de memoria en el lenguaje de algunos de los actuales políticos ha quedado devaluado y manipulado. El ejemplo más palpable es la Ley de Memoria Democrática. Cuando se aplica a la Guerra Civil se percibe que se pretende más agitar y remover que ayudar a serenar y a reconciliar.

Hay gobernantes que han sido muy claros sobre la determinación que debe marcar el futuro. Decía el presidente aragonés, Jorge Azcón, que Aragón «no mantendrá equidistancias ni ambigüedades. Las víctimas siempre serán víctimas y los verdugos siempre serán asesinos». Como dijo el presidente de la Fundación de Víctimas, «la realidad es la de unos verdugos implacables y unas víctimas inocentes».

Es preciso, también, dirigirse a la inmensa mayoría de los jóvenes que no vivieron esa época y desconocen las consecuencias del terrorismo. Que sepan, por ejemplo, lo que significó el atentado en la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza o el asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997.

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