Mi cesta de Navidad

Mi cesta de Navidad
Mi cesta de Navidad
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Quisiera hoy llamar a su puerta y entregarles, como mi regalo de Navidad, una cesta repleta de esas cajitas, botellas y estuches que tanta ilusión hacen a quien las recibe y que sonríe a medida que va sacando cada cosa y quizá se acuerda de esa persona que la envió. ¡Ah!, y no faltaría el jamón.

Pero afortunadamente tengo en HERALDO miles de lectores y la verdad es que no me llega para todos tanta cesta, por ferviente que sea mi deseo; así que convertiré esa cesta en un rimero de palabras que traduzcan para ustedes mi felicitación para estas fiestas de Navidad. Me gustaría que apreciaran y recibieran la dulzura de los turrones y otras delicias propias de estos días, que saborearan los cavas y vinos celebrándolo en compañía de la familia y los amigos; que encontraran la paz que proporciona un buen jamón cortado despaciosamente a cuchillo jamonero; que les llegara el aroma de ese asado horneado con tanto mimo por la abuela; que disfruten de la algarabía de los niños ante tanto trajín doméstico… Que no olviden a esos que ya no están pero que tantas veces compartieron esa mesa y esa cesta.

Se la envía un amigo que se ha asomado a su casa unas decenas de veces en las páginas de este periódico en este año que termina y le ha contado o comentado cosas diversas, inquietudes, ilusiones con la esperanza de llevarle un mensaje que pudiera ser de su agrado o interés; y que también quiere agradecer ahora su fidelidad de lector y su paciencia por seguir mis elucubraciones. Se la envío con afecto, con respeto y con una propuesta de amistad. Y con el deseo de que de verdad tengan usted y los suyos las más bonitas fiestas de Navidad, sin renegar de ese espíritu extraño, misterioso y profundo que las acompaña desde allá hasta donde nos alcanza la memoria.

Las fiestas romanas llamadas ‘saturnales’, que se celebraban en honor del dios Saturno en el equivalente hoy al mes de diciembre con motivo del solsticio de invierno y el nacimiento del nuevo año, pueden ser el antecedente de nuestras Navidades; era costumbre, en tales fiestas, que los patricios hicieran a sus colaboradores y sirvientes un regalo, consistente en un cesto lleno de frutas y alimentos llamado ‘spórtula’ que en latín quiere decir precisamente cesta. No hay, pues, casi nada nuevo bajo el sol, y nuestros regalos de Navidad, especialmente esa costumbre de las cestas, vienen de lejos. Permítanme por tanto que reitere mi deseo de enviarles una este año, en forma de estas palabras, para expresarles mis deseos de unas felices fiestas navideñas y de que el año que se acerca les sea y nos sea a todos propicio.

Con un cordial saludo...

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

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