Junts y Bildu presionan
El secretario general de Junts, Jordi Turull, ha anunciado que el prófugo Carles Puigdemont mantendrá una reunión "como debe ser" con Pedro Sánchez para ahondar en la negociación y "profundizar en la resolución del conflicto político", aunque aún no hay fecha para el encuentro.
Por su parte, el líder del Bildu Arnaldo Otegi ha anticipado que, después de entregarles la Alcaldía de Pamplona, el PSOE les facilitará el gobierno del País Vasco.
Está claro que la política de pactos del PSOE con independentistas catalanes y vascos acapara a Sánchez porque todos los que le prestaron hace un mes sus votos para la investidura le van a estar reclamando constantemente el pago del favor. Y si malo es que un presidente del Gobierno deba dedicarse de forma permanente a satisfacer a sus aliados y a calmar sus reivindicaciones, aún es peor que el país vea como sus problemas se congelan por la inactividad del Ejecutivo.
Son tantas las hipotecas que Pedro Sánchez ha adquirido para seguir en la Moncloa que el servicio de la deuda acapara buena parte de sus energías. Porque ni los secesionistas catalanes ni los vascos le dan un día de descanso en un incesante calendario de reclamaciones. Tan pronto anuncian una reunión con Puigdemont, que atacan directamente a algunos de los jueces más significados en el mantenimiento del Estado de derecho durante el ‘procés’ o le reclaman la ‘Lehendakaritza’. El líder socialista intenta ganar tiempo aceptando algunas exigencias, aplazando otras o guardando silencio sobre las demás. Sobre la inconcreta cita con el prófugo de la Justicia, no la ha descartado. Por desgracia, esta presión constante sobre el PSOE, que él mismo se ha buscado, no va a suavizarse, sino todo lo contrario porque el nacionalismo catalán (Junts y ERC) y el vasco (Bildu y PNV) se han subido al escenario de la sobreactuación para dirimir a costa del país sus pugnas internas.
