Autovías imposibles

Los trabajos en el tramo Huesca-Siétamo de la autovía A-22 van más lentos de lo esperado y no estarán finalizados hasta noviembre de 2023.
Los trabajos en el tramo Huesca-Siétamo de la autovía A-22 
Rubén Darío Núñez

Está la A-21, la A-22 y la A23 a medio hacer. La A-22, 12 kms en torno a Huesca capital. Desde 2018. La autovía Zaragoza-Huesca, desde el 2000. Ese trozo se ha enquistado veinte años. Y hay dos máquinas quietas y un par de hombres trabajando. Es inaudito. 

Es la conjura de España contra Aragón, los gobiernos centrales de España no quieren que Aragón tenga autovías. Pasó con la rotonda de la MAZ, salida de Zaragoza hacia el norte, que estuvo años colapsando el tráfico hasta que hicieron un túnel. Lo mismo ahora. Hasta que hay muertos, como ahora, nadie dice nada. Entonces se dice algo y quizá en vez de dos hombres trabajando pongan tres.

Es una evidencia científica que los gobiernos de España, de cualquier signo, impiden que Aragón tenga autovías normales. El AVE Madrid-Barcelona tenía que pasar por fuerza, no podían esquivar Aragón. La Travesía Central Ferroviaria es una necesidad hasta ecológica, da igual. Los gobiernos de España, de cualquier signo, bloquean las autovías y las comunicaciones de Aragón, la indesdobable Nacional II y sus muertos.

Durante décadas ha primado el negocio de las autopistas, o cualquier otra cosa inexplicable. Ahora, con el horror de la circunvalación Siétamo Huesca, la A22, no hay forma de saber qué pasa: una vez al año se comunica que se aplaza otra vez la autovía. Llegas desde Cataluña o desde Navarra y todo está OK.

Cuando entras en Aragón, caes en el pasado. Es un enigma que no sea un clamor. Los gobiernos de Aragón, de cualquier signo, tampoco se inmutan. La desidia es unánime. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Mariano Gistaín)

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