Acabar las autovías

En Arguis, la autovía pasa a ser una carretera convencional durante 2,3 km hasta que acaben las obras.
Acabar las autovías
Pablo Segura

Los últimos gobiernos centrales no han demostrado querer acelerar las obras públicas en Aragón. Ahí están las obras de las autovías, proyectos interminables, con muchos retrasos en su finalización. No hay ni una sola completa, a diferencia de lo que ocurre en comunidades vecinas, como Cataluña y Navarra, donde no se han dado esos llamativos retrasos en las obras pública.

Los alcaldes de Huesca, Monzón, Barbastro, Fraga, Jaca y Binéfar, las principales poblaciones de la provincia de Huesca, han hecho balance tras las elecciones de los proyectos pendientes en esa zona. Piensan reunirse periódicamente para impulsar temas comunes, como policías locales, presión fiscal, gestión de residuos o turismo. Urgen a que se acaben las autovías antes de 2030. Faltan siete años, pero no se ve fácil por el ritmo llevado hasta ahora. Se trata de la A-21, la A-22 y la A-23, que tienen tramos sin finalizar después de más de 20 años de obras. En la A-22, que une Huesca con Lérida, está pendiente el último tramo, el de Siétamo, previsto para 2021 pero que se piensa que no estará hasta 2024. En la A-21, hasta el límite de las provincias de Zaragoza y de Navarra, quedan los tramos entre Puente La Reina y Fago y el que une Sigüés y Tiermas.

En la A-23 quedan las variantes de Sabiñánigo y de Jaca y los 8 km licitados entre Lanave y Sabiñánigo. El Ministerio de Transporte licitó esos 8 km, que ahora deberán salir a concurso por 115 millones y un plazo de ejecución previsto de 59 meses, casi cinco años. Cuando se concluyan esas obras habrán pasado 30 años desde el inicio de las obras en el Puerto de Monrepós. El que se alternen tramos que ya son autovía con otros no desdoblados produce embotellamientos y atascos.

En Aragón no se pueden olvidar la Nacional II, entre Alfajarín y Fraga, y los últimos kilómetros de la Nacional 232 en el límite de Zaragoza y Navarra. En poco más de diez años han muerto casi cien personas en accidentes.

Se ha denunciado muchas veces que Aragón ha sufrido un agravio sangrante por el déficit de inversión de décadas en la red de carreteras del Estado. En el territorio de la Comunidad se programaron otras autovías pero que no pasaron del estudio inicial: Cuenca-Teruel, la del Jiloca, Monreal del Campo-Alcolea del Pinar y Alfajarín-Fraga. Hoy ya ni se mencionan ni casi se recuerdan.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Carlos Sauras)

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