El nuevo Gobierno Sánchez

El nuevo Gobierno se hace la 'foto de familia' y celebra su primer Consejo de Ministros
El nuevo Gobierno se hace la 'foto de familia' y celebra su primer Consejo de Ministros
Efe

El nombramiento del nuevo Gobierno Sánchez ha venido a confirmar, como estaba cantado, la defenestración de Podemos. Se cumple así el que probablemente era uno de los principales objetivos de la ‘operación Yolanda Díaz', desplazar a los morados y sustituirlos por una versión de la extrema izquierda no menos radical y vocinglera, pero mejor engranada con las necesidades del presidente.

Cabe pensar, por lo tanto, que a partir de ahora se notarán menos chirridos en el Consejo de Ministros, pero habrá que estar atentos a lo que ocurra en el Congreso, porque los cinco votos podemitas serán imprescindibles y probablemente no se darán de balde. Hasta pudiera ocurrir que los de Pablo Iglesias decidieran en alguna ocasión morir matando e hicieran perder al Ejecutivo alguna votación clave.

Dicen analistas que este es un Gobierno ‘político’, por oposición a ‘técnico’, pero ya lo era el anterior. A Sánchez le preocupa más el teatro del poder que la gestión real y eficaz de los asuntos públicos, y sigue en lo mismo. La acumulación de la cartera de Justicia, junto a la de Presidencia, en el muñidor Félix Bolaños, en un momento delicado –por decir lo menos– para las relaciones del Ejecutivo con el poder judicial, parece toda una declaración de intenciones. De malas intenciones, concretamente.

Por otro lado, el ascenso de la aragonesa Pilar Alegría a ministra portavoz, además de sus responsabilidades en Educación, la convierte en parte del círculo más próximo a Sánchez e indica quizá el interés del presidente en la batalla por la sucesión de Javier Lambán. Que eso se traduzca o no en una mayor dedicación gubernamental a la agenda aragonesa está por ver.

En todo caso, hubiera sido preferible que Alegría dimitiera como portavoz del PSOE antes de pasar a ser portavoz del Gobierno. La coincidencia de ambas funciones en la misma persona resulta poco elegante y genera confusión. Ya sabemos que bajo Sánchez las dos voces están obligadas a repetir al unísono el mismo argumentario, pero... ¡al menos mantener las formas!

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Víctor Orcástegui)

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