Mundanidad

Michael Portillo en la plaza del Pilar.
Michael Portillo en la plaza del Pilar.
toni galán

Con mucho cuidado ayudo a mi madre a ponerse el abrigo y el cabestrillo. No quiero causarle mucho dolor en su brazo roto. Tengo 91 años y me da miedo operarme, le dijo a la traumatóloga hace casi dos meses. Salimos, como todas las mañanas, a tomar algo cerca de casa. Se santigua antes de pisar la calle.

El veranillo ha sido una bendición para nosotras. Durante esos ratos no le oigo ni un ay -esos ayes que en casa son continuos y me desesperan-. Eres la reina de la mundanidad, le digo riendo después de haber charlado con una vieja conocida y mi madre le haya dirigido a esa señora más frases en un minuto que a mí en todo el día.

Cuando volvemos a casa, ella con la manos frías y yo con la palabra ‘mundanidad’ revoloteando sobre mi cabeza, voy directamente al diccionario de María Moliner. La palabra no sale. Lo que sale es ‘mundanalidad’, que no me suena igual de bien. Como no me quedo muy conforme, que me fastidia que las cosas no sean como yo quiero, acudo al diccionario de la RAE que, por una vez en la vida, me da la razón. Mundanidad: Cualidad de la persona mundana o dada a los placeres y convenciones de la vida social. Eso es.

Mientras tanto mi madre enciende la tele y sale un documental de pingüinos. De inmediato cambia a un canal de cotilleos. En cuanto a documentales solo ve los viajes en tren del señor de las chaquetas, que así llama ella a Michael Portillo, presentador de la BBC que fue ministro del gobierno británico y también tiene un toque de ‘mundanidad’. Los colorines de sus trajes le encantan a mi madre, que lleva el pelo teñido de verde.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Cristina Grande)

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