Prematura Navidad

Instalación de las las luces de Navidad en el Paseo de la Independencia
Prematura Navidad
A. E.

Santo Dios, qué prisas tienen algunos en que lleguen las navidades! Estábamos aún en octubre y estaban ya colocadas las guirnaldas de luces por las calles de la ciudad; montañas de turrones y dulces se acumulaban en los ‘stands’ de las tiendas y grandes almacenes como si no hubiera un mañana.

Ya estaban preparados espacios especiales con toda clase de cachivaches navideños, belenes, arbolitos, figuras, papás noeles, vajillas, renos; circulaban con profusión en buzones folletos y catálogos con cestas y regalos de Navidad… a dos meses vista de las fechas de diciembre en que celebramos esas fiestas tan bonitas. Hasta músicas y villancicos he oído cuando estaban aún cayendo las hojas del otoño.

Dice el castizo refrán castellano que cada cosa a su tiempo y los nabos en adviento, y me parece que la frase es aplicable a este dislate que pretende anticipar las fiestas navideñas o crear un ambiente que no corresponde a la época del año que vivimos, por más que se empeñen algunas firmas comerciales en cambiar los calendarios y determinar cuándo empieza la primavera o, como ocurre ahora, en decirnos cuándo es Navidad.

Entre las estrategias comerciales de muchas empresas y los preparativos de los ayuntamientos, da la impresión de que las fiestas navideñas comienzan antes cada año

Puede que estas prisas formen parte de una estrategia comercial para que vayamos comprando y comprando en virtud de esa tendencia a la compra por impulso de que hablan los tratados de mercadotecnia y que nos lleva a gastar dinero, a veces sin ton ni son, en adquirir los trastos y objetos más inútiles; pero es verdad que el colorido, los diseños, las novedades, los dictados de los y las ‘influencers’ convierten cualquier día del año en un motivo para comprar. Y ahí están, entre el Pilar y el 25 de diciembre, esos días del infumable Halloween, las obligadas flores y dulces de Todos los Santos y la moda, también importada, de los ‘black friday’ para que vayamos entrenándonos al consumo a lo largo de la larguísima campaña de Navidad, y perdón por la redundancia.

Es lo que tiene vivir en esta sociedad que se debe de creer opulenta y que copia, que no inventa, las modas, los usos y las costumbres que nos vienen de allende los mares. Y yo creo que adelantarse tanto a los acontecimientos es, de alguna manera, una forma de devaluarlos y de disminuir su intensidad. Además de que tanto copiar pone en evidencia que por aquí somos un poco papanatas.

Y hay además un rosario de fechas que nos preparan para la gran temporada del consumo

Pero en fin, sucumbiremos a estas prácticas como a tantas otras sin decir ni pío, en virtud de esa especie de anestesia general en que vivimos; y poco a poco aceptaremos que las luces de Navidad se enciendan al término de las fiestas del Pilar; como aceptaremos, y disculpen el excurso, esa amnistía que va a envenenar nuestra maltrecha democracia.

Las dos primeras acepciones que el Diccionario de la RAE da de la palabra ‘prematuro’, que es la que he empleado para definir esta Navidad anticipada, dicen que prematuro es algo que no está en sazón y que está antes de tiempo. Y vuelvo a los nabos del adviento. Pues eso: cada cosa a su tiempo.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

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