Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

La república de mármol

Un ciclista circula por los alrededores del Capitolio días antes de la investidura del presidente electo, Donald Trump, en Washington DC
Un ciclista circula por los alrededores del Capitolio, en Washington DC
EFE/Shawn Thew

Pasear por la explanada central de Washington, la que va desde el Capitolio hasta el monumento a Lincoln, es andar por el epicentro del poder global. El Mall de la capital estadounidense está lleno de museos gratuitos que atesoran piezas únicas, como el cohete del Apolo XI o varios Goyas. Aunque se asemeja a la romana plaza de san Pedro (con una gran cúpula y un obelisco central), no hay nada parecido en ninguna otra ciudad del mundo. Es imposible encontrar semejante acumulación de edificios oficiales, citas grabadas en piedra y monumentos que trasmiten potestad: la Casa Blanca, el Parlamento, los memoriales de Jefferson y Washington, la Reserva Federal, el Departamento del Tesoro, el Tribunal Supremo… Todos construidos en un virginal mármol blanco, que vincula al país con el clasicismo ateniense y el humanismo cristiano.

La democracia estadounidense ha sufrido golpes durísimos como el asesinato del presidente Lincoln o el reciente asalto al Capitolio por seguidores de Trump. Sin embargo, con todas sus contradicciones, la ‘república de mármol’ se mantiene en pie. Esta resistencia del régimen constitucional más antiguo alimenta la esperanza de que la joven democracia española también sobrevivirá a un político del que recientemente Javier Cercas se negaba a creer la leyenda de que sea un tipo «capaz de vender su madre a una red de explotación sexual con tal de seguir en La Moncloa». El escritor defendía que Sánchez no se atrevería a proponer una amnistía que deslegitimará nuestra democracia. Por desgracia, parece que se equivocó.

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