El día 6 de noviembre de 1759 nació María Teresa de Vallabriga y Rozas, la Infanta ilustrada, mecenas y amiga de Goya, cuñada proscrita del rey Carlos III y una de las figuras menos exploradas pero más interesantes del siglo XVIII español. 

La infanta Teresa de Vallabriga es emblema de las grandes transformaciones que ocurrieron en la corte real y la sociedad de una España donde convivían los contrastes más dispares. Nacida en Zaragoza, Teresa fue educada con esmero y al trasladarse a Madrid se relacionó con los intelectuales ilustrados y artistas que abogaban por el progreso y la transformación de las instituciones tradicionales. Otras zaragozanas como Josefa Amar y Borbón y Mariana de Urriés y Pignatelli, sentaban las bases de las aspiraciones de la nueva condición femenina reivindicando el acceso a la formación y la independencia intelectual de las mujeres, y enfrentándose a la resistencia implacable de los políticos incómodos por los aires renovadores que representaba la llamada Ilustración y que muchos relacionaban con la Masonería. En aquel siglo XVIII las figuras femeninas más importantes de la Ilustración española fueron eruditas, escritoras, pintoras académicas, mecenas y artistas en su mayoría aristócratas cultas que se llamaban “protectoras de las luces” y que defendieron la educación femenina como indispensable para el progreso de la sociedad. Estas mujeres precursoras lucharon para hacer valer el talento femenino contra las ideas que todavía se planteaban si las mujeres tenían alma o no; lucharon por su derecho a participar activamente en instituciones y en cargos de responsabilidad y extendieron el derecho a la formación de las niñas y mujeres a todas las clases sociales como camino a la verdadera independencia, que es la económica, para poder ejercer una profesión. Teresa de Vallabriga representa la transformación del pensamiento femenino que tuvo lugar a lo largo del siglo XVIII. Zaragoza es deudora de la memoria de mujeres como la Infanta Teresa de Vallabriga, que amó esta ciudad y a la Virgen del Pilar donando al Cabildo muchas de sus joyas, y siendo mecenas y protectora de la educación de nuevas generaciones de zaragozanas. ¿Cómo no hay en Zaragoza una calle o plaza que honre su memoria y todo lo que significó?

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