Los premios de la Corona

OVIEDO, 20/10/2023.- La princesa de Asturias Leonor de Borbón durante la 43º edición de los Premios Princesa de Asturias, este viernes en el Teatro Campoamor de Oviedo. EFE/ Chema Moya
Los premios de la Corona
Chema Moya

Aunque sea el Rey la personificación de la Corona, por extensión, el acto de Oviedo podría llamarse así. Daba gusto ver la entrega de los premios de la Fundación Princesa de Asturias. Y daba gusto ver el semblante pleno de inocencia y frescura de quien entonces no había cumplido todavía los dieciocho años. 

Y daba gusto ver la categoría profesional (que hasta trascendía fuera de su piel), humana, y la dignidad de los premiados. Y daba gusto, en fin, ver la majestad –nunca mejor dicho– de la familia real, hermanada con la cercanía y la campechanía tradicionales en la Casa de Borbón.

También impresionaba ver las multitudes que se acercaban a aplaudir a los monarcas –reina Sofía incluida–, con afecto inusitado. ¡Qué podemos expresar del sentir ese ambiente impalpable de las solemnidades de más tronío! También se sumaron a ese ambiente la dignidad con la que recogieron los diplomas los premiados, comenzando por la eternamente galardonada actriz Meryl Streep, cuya enorme popularidad no evitó la solemnidad que asimismo imprimió a la ceremonia. Estoy seguro de que la afamada y sensible actriz se contagió a la primera de la atmósfera de la que estaba impregnado el acto. Creo que sentiría que estaba en Europa, y más concretamente en una España que seguramente no esperaba.

A todo ello contribuyó el intimismo del Teatro Campoamor, el mimo en todos los detalles del ayuntamiento y del resto de las instituciones, y la clase de la capital asturiana. En realidad, la propia ciudad de Oviedo es, en su espléndida y delicada miniatura, el mejor escenario. Todo rezumaba la pequeñez de la grandeza, a lo que contribuyeron detalles como la alfombra, de un regio azul, o la guardia municipal, que estaba en todos los sitios con sus brillantes corazas y sus yelmos relucientes con blancos plumeros.

Vuelvo a hablar de la princesa Leonor, que demostró su categoría en todos los sentidos, despertando en sus padres y en sus abuelas la ternura y admiración que sentían por ella. Es la magia de la Monarquía que, más allá de los fastos, tiene un innegable valor, como símbolo también de la unidad de una patria tan ofendida por algunos en estos tiempos procelosos. Los Reyes y la misma Princesa de Asturias son la mejor garantía de poderlos superar.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Mateos)

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