De vez en cuando la vida nos ofrece efímeros instantes de felicidad, de alegría, que nos reconcilian con el mundo siquiera por unos momentos en que se nos permite una sonrisa a pesar del dolor y la inquietud que nos asedian cada día; pues es verdad que vivimos en escenarios trágicos e inquietantes y que dan poco espacio a la esperanza.

Pero hay, sin embargo, en este mundo revuelto, quien sabe poner una brizna de optimismo y apostar por un futuro hermoso. Son, por ejemplo, ese grupo de jóvenes varones que han tenido ese gesto delicado de, rodilla en tierra, pedir a la dama de sus sueños y sus amores que les conceda su mano y el subsiguiente matrimonio. Y lo han hecho en público, con testigos numerosos y mientras se estaban celebrando acontecimientos multitudinarios.

Lo hizo Jorge Roy, en Zaragoza, en plenas fiestas del Pilar, durante el emotivo acto de la Ofrenda de Flores a la Virgen, ante miles de personas y muchas decenas de miles más que lo vieron por televisión: "¿Quieres casarte conmigo?", le dijo a Paola Bueno. Que no se esperaba el lance, pero aceptó emocionada. Y sellaron con un beso el compromiso que en ese momento acababan de adquirir.

Otras dos parejas se dieron el sí en Zaragoza esa misma mañana del día del Pilar y en similares circunstancias; no hemos podido dar con sus nombres para citarlos, felicitarlos y desearles muchos años de amorosa convivencia.

Ese mismo día, se celebraba también otro acontecimiento importante en Madrid, el día de la Fiesta Nacional de España, con el oportuno homenaje a la bandera española y un desfile de las Fuerzas Armadas. En la calle Atocha esperaba su turno para el desfile una unidad del Ejército del Aire y del Espacio, y en esa espera, en tiempo de descanso, se forma un círculo de soldados y uno de ellos se coloca en el centro, de rodillas. Un compañero se acerca hacia él acompañando a una joven que iba grabando a su chico, a la que el militar declara su amor, ofrece un anillo y le pide matrimonio; petición que naturalmente le es concedida y cerrada también con un beso, mientras los soldados aplauden y golpean el suelo con sus fusiles.

Y hay que decir que en todos los casos triunfó el amor y las manos de las damas les fueron concedidas a sus trémulos pretendientes. Deseamos que estas escenas sean el comienzo de una relación duradera y que la felicidad los acompañe siempre.

Fueron varios detalles románticos, de los que tan necesitados estamos, los protagonizados por este grupo de jóvenes que no tuvieron reparo alguno en proclamar su amor en público. Ciertamente son detalles que humanizan los tiempos en que vivimos, mueven a una cómplice sonrisa y hacen pensar que, pese a todo, la vida es bella. Y lo seguirá siendo mientras existan gestos románticos como estos que estamos contando.

Enhorabuena, chicos, y que seáis muy felices.

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