Unas buenas fiestas

Si lo más importante de unas fiestas es la participación de la gente, las de este año en Zaragoza hay que valorarlas como todo un éxito. El calendario, con un puente bien marcado, las temperaturas suaves, un programa amplio y variado y el atractivo de las tradiciones, con la Ofrenda de Flores como momento culminante, han conseguido movilizar masivamente a zaragozanos y visitantes dando brillo a las festividades. En la parte económica, la hostelería y el comercio, sobre todo en el centro de la ciudad, pero no solo, han vivido unos días de intensa actividad.

La entrega de las distinciones a ocho ‘zaragozanos ejemplares’, el emocionante Abrazo Jotero a la Virgen, el concierto de la Ronda de Boltaña, la interpretación del ‘Somos’ y los fuegos artificiales junto al Ebro marcaron ayer un espléndido final para unas fiestas del Pilar que se han desarrollado con normalidad, sin incidentes graves y en general en un ambiente de alegría y convivencia. Las calles del centro, llenas a casi todas horas, un Espacio Zity por el que han pasado más de doscientas mil personas o las más de trescientas mil que acudieron a la Ofrenda de Flores dan fe de que han sido unas fiestas de masiva participación de los ciudadanos. Y de eso se trata, de que la ciudad y sus gentes vivan unos días de diversión y de relaciones distendidas, en contacto con las tradiciones que marcan la identidad de los aragoneses, para afrontar después con optimismo los avatares de la vida cotidiana. La variedad de espectáculos y actividades ha distribuido la fiesta por los barrios, mientras que hoteles, bares y restaurantes, o sectores como el taxi, han trabajado de firme para atender a todo el mundo, asegurando el impulso económico que se espera en estos días. Sin perjuicio de que siempre se pueden echar en falta unas u otras cosas y de que haya aspectos que mejorar, han sido pues unas buenas fiestas del Pilar, que dejan en la ciudad un sabor amable.