La Virgen del Pilar no es capitán general

La Virgen del Pilar no es capitán general
La Virgen del Pilar no es capitán general
Lola García

La Virgen del Pilar no es capitán general. Ni, menos, capitana general o capitana generala, porque en las Fuerzas Armadas no las hay, ni coronelas ni soldadas ni sargentas ni cabas ni tenientas ni comandantas ni oficialas ni suboficialas. (Las mujeres sí pueden ser brigadas, como lo son los varones). Nadie ha dispuesto nunca que la Virgen del Pilar lo sea, aunque se común creer que sí. Sorprende oír la extravagancia incluso en boca de algunas autoridades oficiales.

Una famosa copla hace a la Virgen del Pilar ‘capitana de la tropa aragonesa’, expresión que ha de entenderse dando a ‘capitán’ el sentido de persona que lidera un grupo, por ejemplo, un equipo deportivo. El término capitán no es exclusivo de la milicia, a diferencia de subteniente o coronel, pónganse por caso.

No hay confusión posible, porque toda la documentación necesaria cabe en folio escaso, de redacción simple e inteligible por cualquiera. Dice esto: "Madrid, 8 de octubre de 1908. Al Capitán General de la 5ª Región. Atendiendo a lo solicitado por más de 30.000 asociados pertenecientes a diferentes hermandades, corporaciones y Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, el Rey (q. D. g. [que Dios guarde]), en conformidad con lo informado por el Consejo Supremo de Guerra y Marina, se ha servido disponer se tributen los honores que las ordenanzas señalan al Capitán General del Ejército, a la imagen de Nuestra Señora del Pilar de esa ciudad, en sus principales solemnidades, e inauguración del monumento de los Sitios; poniéndose V. E. de acuerdo con el Arzobispo de esa Diócesis sobre la forma y ocasiones de efectuarlo". Eso, firmado por el ministro Fernando Primo de Rivera (tío de Miguel, el futuro dictador), no es un nombramiento se mire como se mire.

De un año más tarde son tres objetos que posee el Pilar, dos de ellos visibles a diario: la bandera de España, en la Santa Capilla, ofrenda del rey Alfonso XIII; una inscripción que consiga la concesión de los dichos honores; y un manto con los atributos del rango, obsequio de particulares, descrito así por Luis Antonio Gracia:

"Manto blanco, bordado en oro, con un escudo redondo en el centro que sobre la bandera española lleva el anagrama de María y adornado en su parte baja por tres franjas de oro, que, aunque son los distintivos de Teniente General, eran, por ser de ese empleo, los que llevaban quienes ostentaban el cargo de Capitán General en cada Región. Adosado al mismo, en la parte superior, una faja de Teniente General". Como puede verse en la imagen.

Si bien a la Virgen del Pilar y a los restos mortales del justicia Lanuza el Mozo les fueron concedidos honores militares, no tienen grado castrense ninguno

Un precedente

No cuentan los honores a los despojos de Palafox o del X conde de Aranda, pues fueron capitanes generales, pero había un precedente aragonés: los póstumos que se rindieron a Lanuza.

El 4 de junio de 1869, cubiertas las calles de Zaragoza por efectivos militares y de la milicia liberal, partió hacia la iglesia madrileña de Santa María de Atocha, desde las Casas Consistoriales una parte de los restos del justicia Juan de Lanuza V, llamado ‘el Mozo’, ejecutado por orden de Felipe II (I en Aragón) en 1591, por oponerse a su autoridad.

El resto de sus huesos quedó en la ciudad, en una modesta urna hecha en 1841. Había intención de depositarlos en el monumento que se le pensaba erigir, diseñado en 1887 por el arquitecto municipal Félix Navarro y el escultor Francisco Vidal. Que no se alzó hasta ¡1904!. Los restos que habían viajado a Madrid en 1869, una vez fracasado el plan patriótico de crear un Panteón Nacional, volvieron a Zaragoza en 1883. Lo hicieron sin la llave de su urna, extraviada, por lo que hubo que forzarla. Volvieron a juntarse las dos partes de los restos de Lanuza y el Ayuntamiento mandó hacer otro cofre en 1897, para guardarlos con algún mayor decoro. Fue obra de la ebanistería Chicot y de los talleres Rizo.

En 1902 se acordó trasladarla a la Real Capilla de Santa Isabel de Aragón (San Cayetano), donde siguen. Y en 1903 se pidieron al Gobierno para los históricos huesos, durante su traslado, que se verificó con pleno de autoridades religiosas y civiles, los honores de capitán general con mando en plaza. El 2 de octubre de 1914 (Gaceta del 3), Alfonso XIII, a propuesta del jefe de Gobierno Eduardo Dato, ordenaba "tributar los honores fúnebres que la Ordenanza señala para el Capitán General del Ejército que muere en plaza con mando en Jefe a los restos del Justicia Mayor de Aragón don Juan de Lanuza en el acto de su traslación (...)". Se hizo el 17, con salvas artilleras y fuerzas de una docena de unidades, a pie y a caballo, con bandas y músicas, incluida la Guardia Civil. A la urna, en un armón de Artillería, le presentaron armas las tropas, con el capitán general a caballo, y las enseñas y los mandos saludaron.

Pero esas honras no hicieron capitanes generales ni a Lanuza ni a la Virgen del Pilar. Ni falta.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Guillermo Fatás)

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