La celebración oficial de la Fiesta Nacional tuvo ayer sus actos más destacados en Madrid con el desfile militar presidido por el Rey y con la posterior recepción en el Palacio de Oriente. La expectación se centró en la Princesa de Asturias, que a punto de alcanzar su mayoría de edad y tras jurar bandera en Zaragoza acompañó a los Reyes en la tribuna vestida con uniforme militar. Por otra parte, las circunstancias de la política española se hicieron notar, antes y después del desfile, cuando buena parte de los numerosos asistentes gritó y abucheó al presidente del Gobierno en funciones.

Desde el público congregado para presenciar la parada militar salieron airados reproches a Pedro Sánchez, con abucheos o con frases que ponían de manifiesto el malestar de muchos ciudadanos ante posibles acuerdos de investidura con los independentistas que incluirían una amnistía para los implicados en el ‘procés’. A la recepción acudieron las principales autoridades del Estado, incluyendo a la mayoría de los presidentes autonómicos, salvo los del País Vasco y Cataluña, Iñigo Urkullu y Pere Aragonès, que lamentablemente se resisten a mantener la necesaria cortesía institucional. Pero quien tuvo un protagonismo especial fue la princesa Leonor, tanto durante el desfile como en la recepción. Hacía dos años que no acudía a los actos de la Fiesta Nacional por encontrarse estudiando en Gales, y su presencia ayer junto a los Reyes, vestida de uniforme, revela el progreso que está realizando en su preparación como futura Reina de España. Doña Leonor, que ha comenzado su formación militar en Zaragoza, vive un momento significativo, pues dentro de pocos días, el 31 de octubre, jurará la Constitución ante las Cortes Generales, un acto trascendente que permitirá visualizar su condición de heredera de la Corona y la continuidad de la monarquía parlamentaria como forma de gobierno de la España democrática.