Elogio de la radio

Elogio de la radio
Elogio de la radio
Pixabay

Puede que sea uno de los inventos más importantes de los últimos tiempos y puede que el que más beneficios ha reportado a la humanidad: la radio. 

Es como un amigo, un pariente, alguien querido y cercano, un compañero nunca exigente, una voz que acompaña nuestra intimidad en muchos de nuestros momentos más difíciles, de insomnio, de ansiedad, de búsqueda de relajación, de curiosidad por conocer noticias y acontecimientos.

La muerte de un locutor como Pepe Domingo Castaño nos invita a reconocer y agradecer la importancia que la radio tiene en la vida cotidiana de muchas personas

La radio ha consagrado a un buen número de profesionales cuyas voces nos son más familiares a veces que las de nuestros propios convivientes, pues es posible que dediquemos más tiempo a escucharles que a departir con la parentela. Son voces que poseen virtudes y atractivos especiales, verdadera y convincente sonoridad, capacidad comunicativa y saben encontrar justo ese matiz de entusiasmo contagioso o de calma placentera, o de susurro íntimo y consolador; saben que estamos ahí, con nuestras cuitas, inquietudes y expectativas. Nos informan, nos ilustran, nos comentan, nos alegran, nos producen la sonrisa… Ellos y ellas hablan y hablan y hablan y no nos cansamos de oírles y buscamos sus programas, sus espacios, esperando ese torrente de palabras que sale de ese pequeño aparato que tenemos debajo de la almohada conectado a nuestros oídos por ese minúsculo altavoz, incluso ya hoy sin cables mediante esa tecnología del ‘bluetooth’ que transforma en sonidos las ondas que pululan por el espacio.

La muerte reciente de uno de estos grandes de la radio ha puesto de relieve la importancia del medio y, especialmente, el valor de quienes lo sostienen desde esos estudios acristalados. Gentes como Pepe Domingo Castaño, verdaderos monstruos, en el mejor sentido de la palabra, de la comunicación, están aposentados profundamente en nuestras vidas, y aunque sea cierto que cada quien tiene su aquél, al igual que cada maestrillo tiene su librillo, todos reconocemos y agradecemos a estos profesionales su dedicación.

Las voces que llegan con las ondas radiofónicas nos informan, emocionan y hacen compañía

La radio es hoy uno de los medios de comunicación imprescindibles, es como el cordón umbilical que nos une a la realidad del mundo que vivimos; su gran virtud es la inmediatez con el relato de los acontecimientos que ocurren en los lugares más inverosímiles del planeta, y si bien es cierto que no nos proporciona las imágenes, ¡cuántas veces la capacidad descriptiva de los informadores suple esa ausencia! Así que la radio nos acerca a la realidad con un aura de veracidad de la que en otros medios podrían caber las dudas. Siempre el ojo humano verá mejor que una lente.

Me ha conmovido la muerte de esa gran figura de la radio que era Pepe Domingo Castaño; y en su recuerdo quiero hoy rendir homenaje no sólo a la radio como medio sino a esas voces que nos acompañan cada día desde los diferentes puntos del dial. Y no los citaré uno por uno, pues no quisiera olvidarme de ninguno o de ninguna, que también las damas ocupan el espacio de las ondas y nos traen, hora tras hora, todas las noticias, comentarios y opiniones que esperamos escuchar. Gracias, pues, amiga radio; gracias, amigos invisibles de la radio.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión