Libros de texto a 52 euros

Libros de texto a 52 euros
Libros de texto a 52 euros
Heraldo

Ahora que estamos a las puertas de la iniciación de un nuevo curso escolar es muy conveniente hacer algunas reflexiones sobre lo que les cuesta a las familias que los hijos se inscriban y se escolaricen para obtener ese preciado don que es la educación, fundamento del verdadero desarrollo de las sociedades y motor social de la auténtica promoción humana.

Los medios de comunicación se ocupan estos días del comienzo del curso y dan cuenta de que el coste del material escolar, libros, etc., de un chaval de bachillerato no va a bajar de los 400 euros; y oigo en un programa de radio que alguno de esos libros puede costar nada menos que 52 euros. ¿Será posible? Pues sí, y compruebo en internet que otros de los libros que se deben adquirir cuestan 30, 40 y más euros. No lo puedo entender, yo que soy comprador habitual de libros, nunca he pagado tanto por un ‘best seller’, un clásico, un buen tratado o una buena novela. Alguien está haciendo un vergonzoso negocio a costa de la educación de nuestros hijos, algo tan importante que debería ser una de las preocupaciones principales de nuestros gobernantes. Y de las denuncias permanentes de los medios de comunicación y de las organizaciones familiares. Aunque en este desgraciado país, como he dicho y repetiré muchas veces, estamos más atentos a la inaguantable película del impresentable Rubiales que a los verdaderos problemas que aquejan cada día más a nuestra sociedad, a nuestras familias, a nuestro modo de subsistir con una subidas de precios incontroladas, mientras la cúpula dirigente se preocupa de ‘aliviar’ penalmente a los delincuentes en vez de aliviar la dura vida en que ha metido a millones de españoles; entre ellos a esas familias que no van a poder pagar –y habrá que ver la calidad de semejantes tratados– libros a 52 euros.

Estamos haciendo prohibitiva la educación; estamos invitando al abandono escolar, estamos ocupando con mucho mérito los últimos puestos de los informes PISA y de cualquier ranking internacional que se ocupe de medir y comparar los niveles educativos de los diferentes países, entre los que el nuestro debiera situarse en un lugar preeminente por su historia y presencia en la cultura universal. Es una barbaridad que un libro para que nuestros jóvenes aprendan nuestra literatura cueste 52 euros; increíble que un gobierno y todas las autoridades concernidas lo permitan. Alguien hace un negocio que habría que controlar para aliviar a las familias con hijos estudiantes y para que estos adquieran a bajo coste los conocimientos que les permitan cimentar las bases de su formación y preparación para el mañana. Y, por favor, no se trata de subvenciones, que ya hay bastantes y muy inútiles e injustificadas.

El articulo 27.4 de la Constitución establece que la enseñanza básica es obligatoria y gratuita. ¿Hemos ajustado bien los límites de hasta dónde debe llegar la educación básica? ¿Se pueden permitir negocios a costa de la educación, aunque sea media o superior? Creo que nos lo tenemos que hacer mirar.

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