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  • Editorial

La Princesa en Zaragoza

La princesa Leonor durante su visita a la Academia General Militar de Zaragoza
La princesa Leonor durante una visita a la Academia General Militar de Zaragoza
Toni Galán

Mañana antes de las diez de la mañana entrará en la Academia General Militar de Zaragoza doña Leonor, Princesa de Asturias, para iniciar una de las etapas más importantes de su recorrido formativo preparándose como oficial del Ejército de Tierra. En la capital aragonesa permanecerá un año y, por tanto, la futura Reina de España alcanzará su mayoría de edad siendo vecina de Zaragoza el próximo 31 de octubre, algunos días después de haber jurado bandera.

Fue el 2 de septiembre de 1985 cuando el entonces príncipe Felipe entró por primera vez en la Academia. Mañana, la princesa Leonor seguirá los pasos de su padre e iniciará un periodo de estudios que la llevará en los próximos tres años por las academias de los tres ejércitos. Dentro del largo itinerario de preparación que sigue la futura Reina de España, que calca en buena medida el del rey don Felipe, la formación militar tiene un papel destacado, pues no hay que olvidar que el artículo 62 de la Constitución establece que al Rey (o a la Reina) le corresponde "el mando supremo de las Fuerzas Armadas", sin perjuicio de que la política militar y de defensa sea dirigida por el gobierno, como corresponde a un país democrático y a una monarquía parlamentaria. Aunque con un plan de estudios más concentrado y sin duda con las adaptaciones que requieran las cuestiones de seguridad y la agenda oficial de la Casa del Rey, en la Academia doña Leonor hará una vida similar en lo posible a la de los demás cadetes, que en el futuro serán los oficiales y jefes del Ejército y con quienes mantendrá siempre los lazos del recuerdo y el compañerismo. Los zaragozanos y los aragoneses, orgullosos de la contribución de Aragón a la historia de España e identificados en su gran mayoría con la Constitución que garantiza la convivencia en libertad de todos los españoles, pueden ver con satisfacción la presencia en la ciudad de quien encarnará un día a la Corona, clave de bóveda del edificio constitucional.

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