Las muchas y diversas fiestas patronales que se celebran estos días en Aragón, y que tendrán en el 15 de agosto una significada concentración de eventos populares y familiares, miran esta semana a la ciudad de Huesca y a los actos pensados en honor de San Lorenzo. La capital del Alto Aragón, que ya desprende un profundo y agradable olor a albahaca, es un obligado punto de referencia festivo y turístico que cuenta con una plural oferta lúdica y cultural destinada a todos los públicos. Disfrutar estos días de las fiestas de San Lorenzo es hacerlo de Aragón. La ciudad de Huesca, con innumerables atractivos que van desde lo gastronómico hasta lo histórico y cultural, ofrece, como mejor y más valioso atributo, la acogedora condición de sus vecinos.

Tal y como explicaba hace unos días en estas mismas páginas la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, su ambición pasa por convertir unas fiestas declaradas de interés turístico nacional en internacional. La calidad y, en especial, la emoción festiva que impregna a la capital oscense estos días hacen de este deseo una posibilidad cierta, que no haría sino traducir en promoción lo que para los oscenses es un secreto a voces: el elevado encanto de un sentimiento que se contagia en blanco y verde. Así, a la fuerza de las peñas como motor de las fiestas, se añade una programación que sitúa a la ciudad en el mapa de los grandes atractivos turísticos aragoneses de este mes de agosto. Pero, quizá, por encima de las diversas actividades, la festividad de San Lorenzo posee este año un significado especial al haber incluido, por primera vez en la historia, a mujeres entre los danzantes. La búsqueda de la normalidad, del respeto y de la defensa de unos días de fiesta en agradable convivencia habrá de ser, sin ningún género de dudas, uno más de los muchos valores de estos festivos días de San Lorenzo.