Un Gobierno de coalición
Jorge Azcón dirigirá finalmente un gobierno de coalición entre el PP y Vox, renunciando a la idea que había defendido inicialmente de gobernar en solitario.
Los detalles del acuerdo entre ambos partidos pasarían por ceder a Vox dos consejerías, una de ellas con rango de vicepresidencia. Aragón necesita disponer cuanto antes de un gobierno estable, que comience a trabajar pensando en el bien común y formulando políticas que merezcan el respaldo de la mayoría.
Al final se va a imponer la aritmética parlamentaria. Los 28 escaños que obtuvo el PP el 28 de mayo no eran suficientes para asegurar la investidura, ni siquiera sumándoles el apoyo de los tres diputados de Teruel Existe y el único escaño del PAR. De manera que, una vez descartado un inverosímil acuerdo transversal con el PSOE, los siete votos de Vox en las Cortes eran decisivos para que Azcón, claro ganador de las elecciones autonómicas, pudiera convertirse en presidente del Gobierno aragonés. El líder popular hubiera sin duda preferido poder gobernar en solitario, pero en las negociaciones, que se han llevado en secreto, excesivamente de espaldas a la opinión pública, Vox ha mantenido su tajante exigencia de entrar a formar parte del Ejecutivo. Y al final ha conseguido hacerse con dos consejerías, una de ellas con rango de vicepresidencia, que suponen una participación muy destacada en el Consejo de Gobierno. La presencia de la extrema derecha podría complicar la estabilidad del Gabinete, pero el presidente puede compensarla si acierta a mantener con firmeza algunos principios básicos. El nuevo Gobierno habría de moverse en los terrenos de la moderación, la gestión eficaz y el diálogo, prescindiendo de estridencias ideológicas. Los aragoneses esperan que sus dirigentes trabajen pensando en el bienestar de todos los ciudadanos.
