Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Playas de agosto

Termina la semana más turística de la Costa Dorada.
Playas de agosto
Marina Germà

El verano era lírica, hoy es épica. Hasta no hace muchos años, con el estío descansaban las noticias dramáticas y surgían las apacibles. Reaparecían las crónicas de la jet en la costa, los reportajes sobre la familia real en las consabidas jornadas náuticas y las aburridas vacaciones de los políticos. 

Incluso resucitaba sobre las aguas el monstruo del lago Ness para llenar unos periódicos vacíos de asuntos de mayor interés.

Agosto era simpático, epidérmico y festivo; un paréntesis sin política y sin corbatas; un interludio que favorecía el desorden y la bacanal; un lapsus de tiempo privado, despreocupado e inocuo. Era el tiempo de la arena, la paella y los helados. Se disfrutaba como treinta y un domingos seguidos. Sin embargo, ahora es un mes como los otros once: político e ideológico, con tensión y sin reposo; más acalorado que caluroso.

Con un Parlamento que constituir, con un Gobierno que formar, con líneas rojas y listas negras, con amenazas e improperios, ¿quién se acuerda ya de aquellos veranos azules del chiringuito y las chancletas? Agosto era la patria de los viajeros, pero lo están colonizando los vocingleros. Antes era mes vacacional; ahora es un tiempo ganado para grandes batallas. En el pasado olía a bronceador y pescadito frito; en el presente es, como el resto del año, un tiempo perfumado de metralla.

Es cierto que agosto siempre nos trae el mar. Claro que antes era en relajantes playas de hamaca y sombrilla; ahora en otras que casi semejan las de Normandía en 1944. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Javier Rueda)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión