Redactor de HERALDO DE ARAGÓN en la sección de Deportes

Censura y sinrazón

Una ilustración de Helena García Pérez para el 'Orlando' de Virginia Woolf, que tradujo Borges.
Una ilustración de Helena García Pérez para el 'Orlando' de Virginia Woolf, que tradujo Borges.
Lumen/H.P.G.

No soy Pasolini pidiendo explicaciones. No soy Ginsberg expulsado de Cuba. No soy un marica disfrazado de poeta", escribía el chileno Pedro Lemebel hablando de ‘la diferencia’ y consciente de que su condición de indígena, proletario y homosexual iba a granjearle más de un conato de censura.

Cuando Frida y Diego Rivera llegaron a Nueva York, allá por 1931, se toparon con carteles que prohibían el paso en algunos locales a ‘perros, negros y mejicanos’. Ellos estaban hospedados en un hotel de lujo, pero aún así cuentan que los botones recelaban de aquella mujer bigotuda y "con falda de pordiosera", decían.

En estos poco edificantes episodios de racismo y oprobio pensaba yo cuando, de pronto, resulta que a quien se censura en la España del siglo XXI es a una señora aristócrata nacida hace 140 años. Sabrán que me refiero al veto al ‘Orlando’ de Virginia Woolf, que no hace sino demostrar que la censura es absurda, ciega, incongruente y sólo se alimenta de sinrazón.

Les recomiendo el nuevo disco Anohni and the Johnsons, que cuando visitó Zaragoza en el marco de la Expo de 2008 aún era Antony and the Johnsons. Brindó uno de esos recitales memorables acompañado por la Orquesta de Milán, que no sé si ahora, quince años y una transición después, se hubiera ‘consentido’. En sus mentes dará una mal ejemplo. Además, la portada del álbum es una foto de la activista ‘drag’ Marsha P. Johnson. Vade retro. De invitar a festivales artistas como Villano Antillano –por mucho que rapee citas de Eurípides– mejor ya ni hablamos.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Christian Peribáñez)

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