El barranco y el colegio

Parque Venecia, después de la tromba de agua.
Parque Venecia, después de la tromba de agua.
Oliver Duch

El barranco de la Muerte se ganó su triste nombre en las sangrientas batallas que allí tuvieron lugar en el siglo XII y en el XVIII. 

Pero el pasado 6 de julio estuvo a punto de revalidarlo durante la tormenta que lanzó por su cauce una enorme riada. Un poco de mala suerte y estaríamos hablando de una tragedia. Todos hemos visto ya lo que puede pasar en ese barranco, porque el suceso quedó ampliamente documentado en numerosos y dramáticos vídeos. Así que la posibilidad de que algo así se repita debe inquietar a toda la ciudad, que todos circulamos por allí en alguna ocasión. Pero sin duda preocupa especialmente a los vecinos de Parque Venecia, que tienen que cruzar continuamente el barranco para ir de casa a sus ocupaciones. Y todavía más, a los padres que llevan a sus hijos al colegio del barrio, el María Zambrano, o a los que los llevarán en el futuro. El colegio quedó arrasado por las aguas y causa espanto pensar en lo que hubiera podido ocurrir de haber estado allí los más de 400 alumnos con que cuenta. Por ahora, las autoridades -Gobierno de Aragón y Ayuntamiento- van a reparar las instalaciones dañadas y dicen que se tomarán medidas para facilitar la evacuación de los niños en caso de peligro. Sin embargo esa solución a muchas familias no les convence ni poco ni mucho. Y se comprende, nadie quiere vivir continuamente con la angustia de saber que sus hijos están en una rambla que puede ser anegada en cuestión de segundos. Y predecir los efectos precisos de una tormenta no es nada fácil. ¿No sería posible trasladar el colegio a un sitio próximo y más seguro? Tal vez lo que ocurrió el día 6 tardará muchos años en repetirse. Pero Zaragoza y sus autoridades deben pensarse bien si de verdad quieren tener un colegio justo en ese lugar.

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