Redactor de HERALDO DE ARAGÓN en la sección de Deportes

Poquita pero exacerbada

Una escena de la serie 'Poquita fe'
Una escena de la serie 'Poquita fe'
Efe

Lo que llamó mi atención y por lo que decidí darle una oportunidad fue su escasa duración.

 Capitulitos de 15 minutos de reloj, lo justo para entretener la cabeza o -acaso- para conseguir mantener una atención tan maltratada e hiperexcitada en estos tiempos. Sin embargo, ‘Poquita fe’, la nueva serie de Movistar+, tiene muchas otras virtudes al margen de su brevedad y quizá la principal sea que enlaza con una tradición humorística capaz de mezclar costumbrismo y patetismo a partes iguales.

Raúl Cimas es el protagonista (por ‘Muchachada Nui’ lo conocerán) y de ‘gags’ y humor el tipo sabe lo suyo. Incluso en la presentación de la serie citó al grandísimo Rafael Azcona y parafraseó aquello de que «la comedia es realismo exacerbado». A esta premisa se agarran los autores de una ficción con un montón de escenas que, si bien no te arrancan una sonora carcajada, sí te hacen mantener una sonrisilla tonta durante un rato largo.

Ahí están las funcionarias que, sin quererlo, convierten en rutina el dar un beso al salir del trabajo al personal de seguridad y, de pronto, el cambio de turno hace eterno el besamanos. Memorable es también la trama en la que al protagonista le dicen que el rostro de padre se ha aparecido en una mancha de humedad de la pared y el tipo se hace un póster gigante posando con el desconchón.

‘Poquita fe’ es entretenida, audaz en cuanto a montaje, un poquito cañí y, sobre todo, amable con las pequeñas miserias de las vidas anodinas. Una bonita mirada sobre quienes «viven con el diapasón bajo», dicen sus autores.

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