El camino de acceso a los estudios universitarios no supone solo la superación de la Evau, que aprueban la gran mayoría de los estudiantes que han terminado el bachillerato; después, el desarrollo de la vocación personal puede depender de las notas que se requieren para cursar determinadas carreras. 

Con la reforma de la Evau retrasada y todavía superando las secuelas de la pandemia, muchos jóvenes aragoneses afrontan un momento determinante para su futuro personal y profesional ante un sistema selectivo cuyos perfiles todavía no están bien definidos.

Aunque las notas ‘de corte’ para matricularse en los grados más exigentes se han reducido ligeramente respecto al año pasado, los estudiantes que tengan una marcada vocación y quieran cursar las dobles titulaciones de Física y Matemáticas o de Matemáticas e Ingeniería Informática o la carrera de Medicina tendrán que haber demostrado una intensa preparación. Son los estudios que requieren puntuaciones más altas. Así, aunque el ingreso en la universidad está muy abierto una vez que se ha superado el bachillerato, como muestra la altísima tasa de aprobados en la Evau, a muchos jóvenes no les basta con ese aprobado para tener la oportunidad de seguir su vocación, pues el ingreso en determinados grados, para los que la Universidad de Zaragoza ofrece un número de plazas inferior a la demanda, requiere que hayan obtenido una nota muy alta. De manera que la definición y las características del examen de la Evau tienen una evidente trascendencia para su futuro personal y profesional. El Gobierno ha retrasado la reforma y se arrastran aún las consecuencias que la pandemia ha dejado en el sistema educativo, lo que incide en las expectativas y las inquietudes de los estudiantes y de sus familias. Y no hay que olvidar que la formación de los jóvenes ha de ser una de las principales preocupaciones de los gobiernos y de la sociedad.