Lo inútil

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Subiendo al Tozal de Guara me acordé de Nuccio Ordine. Iba con mi amiga Elisa hacia la cima de la Sierra de Guara, en una ruta con mucho calor y vistas espectaculares. Allí el Pirineo, abajo la Hoya de Huesca, por allá se intuye Zaragoza. Ahí, a la vuelta de ese pico, el verano. 

En el último tramo de la subida, cansadas y acaloradas, cuando el camino se convierte en pedregal y casi no nos quedaba agua, me vinieron a la cabeza esas preguntas que a veces nos hacemos en determinados momentos: ¿qué sentido tiene? ¿para qué? ¿por qué? No hay un porqué. Seguir disfrutando del camino, de hacernos preguntas, de compartir los momentos, de contemplar las vistas, de meter los pies en un arroyo, de hacer planes, de ver crecer a las hijas. Entonces es cuando me acordé del filósofo italiano, recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Humanidades, que ya no podrá ir a recoger su premio. Su libro ‘La utilidad de lo inútil’ está en mi lista de libros de verano. ‘Gozo’, de Azahara Alonso, también está en ese listado. Y alguno de esos libros pendientes que aguardan todo el curso en la mesilla. Cuando empiezo a planificar mis lecturas veraniegas es que ya oigo el rumor del mar y de las verbenas. Preparo las chanclas y el bikini. Ya siento el agua helada de la piscina de Cervera. Ya nos imagino paseando por Roma. Ya veo ese avión que aterriza en Barajas casi un año después. Volvemos a ser cinco en casa.

¡Feliz verano lleno de momentos y cosas aparentemente inútiles!

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Paula Figols)

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