Jefe de Economía de HERALDO DE ARAGÓN

La economía ante el 23-J

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, interviene durante una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en Moncloa, a 23 de mayo de 2023, en Madrid (España)
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño
EP

Existe la costumbre de atribuir al gobernante de cada momento el éxito o fracaso que reflejan los indicadores económicos de su país o región. Por eso aquellos que se ven obligados a combatir una crisis, aunque los orígenes de esta sean de ámbito internacional y se hallen muy lejos de su jurisdicción, suelen perder las elecciones. Con buenos números, en cambio, es lógico que ocurra lo contrario. Decía a este diario un consejero aragonés de Economía de hace unos años que aquello podía ser justo o injusto, pero quienes desempeñan puestos como el de él mismo en aquel momento debían convivir con ello.

Viene esta introducción a cuento ahora que se avecinan unos nuevos comicios, los generales convocados por Pedro Sánchez para el próximo 23 de julio. Después del varapalo sufrido en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo, el presidente quiere ahora esgrimir su gestión como determinante en el hecho de contar con unas cifras de coyuntura que no están nada mal. España crece tras conseguir esquivar la recesión (lo que Alemania no ha podido evitar), el empleo ha mejorado y hay muchos puestos sin cubrir, y las tasas de inflación que aquí se registran ya las quisieran en otros países europeos.

Sánchez quiere hacer valer aquel «¡Es la economía, estúpido!», que se hizo popular cuando Bill Clinton ganó las elecciones en Estados Unidos en 1992 contra George Bush padre. Por eso ha decidido dar protagonismo en la campaña a su ministra de Economía, Nadia Calviño, pese a que esta no es militante socialista y rehusó ir en las listas para mantener su perfil independiente y, por tanto, poder aspirar a un puesto europeo después del 23-J. Intentar captar el voto moderado estaría también detrás de esta decisión, haciendo hincapié en esa solvencia que se le atribuye a su vicepresidenta primera, algo rebajada en los últimos cuatro años al acentuar su versión más política y partidista.

Ayer mismo, la vicepresidenta segunda y candidata de Sumar, Yolanda Díaz, quiso desinflar el optimismo económico de Pedro Sánchez al asegurar que no es oro todo lo que reluce porque los precios de las hipotecas se han disparado. No mencionó a Christinne Lagarde, que no ha dejado de subir los tipos de interés en el Banco Central Europeo al considerar que el problema de la inflación sigue sin estar resuelto. «No es verdad que seamos el motor económico de Europa porque la gente lo está pasando mal», aseguró Díaz en un mitin celebrado en el Rastro de Madrid.

El presidente del Gobierno, mientras tanto, mantiene la estrategia de acompañar sus denuncias al PP por pactar con Vox con más referencias a la economía en sus actos de precampaña. Ayer, en Dos Hermanas (Sevilla), se encargó de recordar que pese a que su gestión ha coincidido con «años difíciles» por los efectos de la pandemia y de la guerra de Ucrania, España ha salido bien parada al elevar a 20,9 millones el número de afiliados a la Seguridad Social y reducir las tasas de desempleo juvenil.

Aseguran muchos analistas que casi siempre las elecciones (más aún, si son generales) se ganan o se pierden por la economía. Los resultados de los comicios del pasado 28 de mayo demostraron que los datos de coyuntura no han influido en las decisiones de los votantes como sí lo han hecho Bildu, la ley del ‘solo sí es sí’ o el propio carácter de Pedro Sánchez. Cambiar esa tendencia supone un gran desafío para el PSOE el próximo 23-J.

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