Vapeadores para niños

Vapeadores para niños
Vapeadores para niños
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Vapeador’, palabra admitida por la Real Academia, es ese aparato llamado también cigarrillo electrónico que mediante un proceso de reacciones físico-químicas produce unos vapores saborizados que se inspiran y expiran como sucedáneo del humo del clásico pitillo relleno de picadura o hebras de tabaco. 

Dice la literatura científica que tales vapores pueden resultar tan perjudiciales o más que el propio tabaco, pues pueden contener sustancias tóxicas de alta peligrosidad. Dice también la literatura que puede leerse en internet que la potenciación y el fomento de ese dispositivo es una estrategia de las empresas tabaqueras para, de alguna manera, no perder adictos en el hábito de fumar y seguir manteniendo un amplio nicho de consumidores.

Por increíble que resulte, parece que los vapeadores, sucedáneos del hábito de fumar muy poco recomendables para la salud, se pueden poner de moda como regalo para niños

Hasta aquí, allá cada uno y allá las autoridades sanitarias con su política de autorizaciones o restricciones para la venta y el uso de esta clase de adminículos. Pero lo que les cuento ahora roza ya los límites de lo intolerable. Esta clase de industria, por llamarla de alguna manera, ha puesto en el mercado unos vapeadores destinados a los niños, cuya atracción se logra dando a estos chismes formas propias del imaginario infantil, como Bob Esponja, ositos, astronautas y otros personajes de los dibujos animados. Y veo con absoluto asombro en un programa de televisión que estos aparatos se han puesto de moda como regalos de primera comunión para niños y niñas ¡de 9 años! De hecho, el programa muestra a una niña vestidita de princesa candorosa abriendo una caja regalo de la que va sacando ¡hasta siete! cacharritos de esos, y parece enormemente complacida y encantada. Pero, ¡por Dios!, ¿quién habrá sido el loco o el imbécil capaz de hacer semejantes regalos? ¿Sus propios papás? ¿Sus amiguitos del cole? ¿Saben que, para más inri, alguno de esos vapeadores lleva la inscripción de que el uso de tales adminículos puede resultar perjudicial para la salud, como si se tratara de verdaderos paquetes de cigarrillos?

Definitivamente esta sociedad ha perdido el oremus, el norte y los demás puntos cardinales. La infancia está siendo objeto del peor maltrato que se puede recibir desde muy diferentes instancias, y a este paso parece como si quisiéramos suprimir esa fase primeriza, inocente y maravillosa de la vida que es la niñez. Parece como si los niños molestasen, y debieran convertirse y ser como adultos nada más dejar el chupete… ¡Quién sabe si acabaremos por convertir los chupetes en vapeadores para introducir a los tiernos infantes en algunas de las malsanas conductas de sus mayores!

Hay incluso modelos diseñados expresamente para la infancia

No me atrevo a opinar si desde las leyes de protección a la infancia estarán contempladas medidas para atajar este disparate, que incluso podría bordear alguna figura delictiva, ni tampoco opino sobre si las autoridades competentes serán capaces de revisar la situación, la publicidad, las autorizaciones… y aplicar las sanciones que merece el caso.

Proteger a la infancia es algo más que propaganda política; es defender a los niños de la indecencia y de la corrupción, es dejarles vivir sus ensoñaciones, es permitir que vayan descubriendo poco a poco y por sí mismos la gran aventura de la vida. Y es no atentar contra su salud facilitándoles prácticas malsanas como esta de los vapeadores. Pido su prohibición y su retirada inmediata del mercado.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

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