Un premio para J. L. Acín

Antonio Iturbe, ganador del Biblioteca Breve, José Luis Acín, Pablo Muñío y Juan Bolea.
Antonio Iturbe, José Luis Acín, Pablo Muñío y Juan Bolea.
A. C. /Heraldo.

Nunca le gustaron los primeros planos. Por eso ahora que los editores aragoneses le han concedido uno de los Premios Aeditar 2023 se va a sentir incómodo. Tendrá que salir a recogerlo, improvisar unas palabras y conceder algunas entrevistas. Y ese no es el ambiente en el que José Luis Acín está a gusto. 

En realidad, donde Acín ha disfrutado es en la montaña, en esas agotadoras caminatas que le llevaban a las más recónditas ermitas y a los pueblos abandonados de cualquier rincón de Aragón, con preferencia desde luego por sus amadas tierras del Pirineo aragonés donde nació.

De esas inacabables excursiones, a las que yo, como muy bien podrán suponer, nunca quise apuntarme porque quería llegar a conocer a mis nietos, salieron unos libros muy bien documentados, con información de primera mano, que obtuvieron muchos lectores y le convirtieron en uno de los grandes especialistas en el excursionismo de montaña y en los pueblos deshabitados aragoneses.

Ha vivido siempre entre libros: diseñándolos, maquetándolos, corrigiéndolos, llevándolos a las presentaciones (cuántas veces lo vi cogiendo a última hora ejemplares en la imprenta para llegar a tiempo con ellos a la presentación), dirigiendo el Centro del Libro de Aragón…, pero también leyéndolos, escribiéndolos, poniéndoles, cómo no, una casa en un pueblo zaragozano porque naturalmente ya no le cabían en su domicilio. Nada de eso le hizo convertirse en un letraherido de manual. Ha seguido siendo un chico de Piedrafita de Jaca, alejado de las pompas y vanidades literarias, mi amigo de siempre, un montañés ingobernable.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Melero)

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