Director de HERALDO DE ARAGÓN

Política ante los síntomas

Combo de imágenes de Jorge Azcón y Javier Lambán
Combo de imágenes de Jorge Azcón y Javier Lambán
Agencias

Aparentemente replegadas en silencio por encontrarse en la antesala de los comicios, las instituciones aragonesas han puesto freno a los mensajes que podían ser interpretados en clave electoral. 

Obligadas por la norma, de la que se escapa el Gobierno central con sus últimos anuncios en materia de vivienda, se ha producido un bajón en el tono de una secuencia institucional acostumbrada a la rueda de prensa. La política que se practica en Aragón, que se comprende a golpe de comunicado y declaración (nada diferente a lo que ocurre en el resto de España), sufre estos días de una aparente restricción. En la Comunidad, pese a todo, persiste la discusión entre el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón sobre la construcción del campo de fútbol (ahora centrada en la autonomía municipal versus la dependencia que defiende la DGA) y el debate sobre la conexión de las estaciones de Astún y Formigal por Canal Roya. En ambos casos, se habla de las muchas dificultades que afectan a los proyectos, aunque se insiste en dejar de lado los planteamientos deportivos y culturales que claramente justifican el nuevo estadio o la vertiente estratégica que representa la unión para el turismo de la nieve y para el futuro del Pirineo.

La política parece más preocupada por atender a los síntomas que por ofrecer respuestas globales

La discusión política, secuestrada por la preocupación que exige dar respuesta a los síntomas por encima del diseño del mejor modelo de sociedad, está permitiendo que, por ejemplo, la sequía quede reducida a un problema pluviométrico. Los acuerdos logrados en el pasado en el seno del Pacto del Agua o la imprescindible revisión de las infraestructuras hídricas, que habrían de alentar una modernización de los regadíos para obtener un mayor aprovechamiento de los recursos, se muestran relegados en beneficio de simples restricciones o de la aceptación resignada de las nuevas dificultades que acompañan al cambio climático. Se anuncian ayudas y la garantía del cobro de la PAC, pero los grandes acuerdos, respaldados por estrategias políticas que requieren del concurso y el acuerdo de los partidos, siguen siendo solo un anhelo.

Los problemas se atienden más por su urgencia que por su importancia y las quejas en la sanidad, sin ir más lejos, han quedado resueltas contra el presupuesto de la Comunidad a la espera de la revisión de un modelo que sigue requiriendo médicos dispuestos a desarrollar su vida profesional en el ámbito rural. Se echa en falta la apertura de docenas de debates –discusiones que van desde la adaptación de la formación académica a las nuevas exigencias del mercado laboral hasta las políticas de desarrollo energético– que permitan vislumbrar cuál es el Aragón del futuro que tienen en la cabeza los líderes que se presentan a las elecciones.

Falta previsión y, especialmente, la voluntad compartida de los partidos por identificar aquellos proyectos de Comunidad que exigen consenso

A pocos días de los comicios no se debe sustraer de la discusión política aquellos asuntos que poseen una condición estratégica –sería como anular la campaña–. Tanto Javier Lambán como Jorge Azcón tienen ante sí la oportunidad de elevar el nivel dialéctico de unos comicios que son la puerta de entrada a una nueva legislatura plagada de incertidumbres. La recuperación del modelo bipartidista, hacia el que apuntan las encuestas, obliga a PSOE y PP, partidos considerados de Estado, a un ejercicio de responsabilidad y liderazgo que transmita una renovada confianza que logre contagiar al ámbito público y al privado.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Mikel Iturbe)

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