Huelga LAJ y consecuencias

Los letrados de la administración de justicia se han concentrado este miércoles en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
Los letrados de la administración de justicia en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
HA

Los secretarios judiciales o letrados de la Administración de Justicia (LAJ) llevan de huelga desde el 24 de enero, con unos efectos desastrosos que pueden complicarse de cara a las elecciones del 28 de mayo pues deben actuar como secretarios en las juntas electorales ya a primeros de abril. 

Piden que se cumpla el acuerdo con el Ministerio de Justicia de abril de 2022 y equiparar su sueldo al 85% de lo que cobran jueces y fiscales. A día de hoy la huelga supone más de 270.000 juicios y vistas suspendidos ‘sine die’, más de 350.000 demandas paradas y 1.000 millones de euros públicos congelados en los juzgados por pagos, indemnizaciones, pensiones, etc., sin entregar. 

Nuestro sistema judicial lleva años saturado y el retraso en los procedimientos siempre ha sido un perjuicio para los usuarios y ahora se añaden injustamente los retrasos y supresiones causados por esta huelga, sabiendo además que cuando acabe hará falta todo un año o más para ponerse al día; o sea, más perjuicio e impotencia para los afectados. La huelga de trabajadores es un derecho incuestionable, y el principio de la política debe ser el diálogo. El Gobierno tiene la ineludible responsabilidad de sentarse a hablar y negociar sin tardanza la solución. 

La huelga de los LAJ no es uniforme y afecta a los juzgados de modo distinto; debería facilitarse información previa de qué asuntos se suspenden, qué juzgados están parados y sus cancelaciones para evitar desplazamientos y gastos inútiles de las partes. Pero no se hace y el usuario se entera una vez personado al juzgado sin remedio, y las consecuencias de esa desconsideración recaen en las personas: profesionales de la abogacía y despachos que no pueden facturar y ciudadanos desesperados pendientes de resoluciones vitales como pensiones alimenticias, desahucios, accidentes, despidos, subvenciones, etc. 

El derecho a luchar por las propias reivindicaciones se ve empañado cuando se aprovecha la forma de lucha que es la huelga para hacer un daño que sólo castiga a los usuarios. ¿Cuánto aguantará nuestro sistema judicial sin que el Gobierno decida de una vez dialogar y buscar solución?

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión