Incertidumbre bancaria

Las dudas abiertas el pasado fin de semana por la intervención del Silicon Valley Bank se han visto agudizadas este miércoles por el delicado estado de la entidad Credit Suisse, que ha arrastrado a la baja la cotización de los principales bancos europeos. 

Evitar el pánico financiero y cortar un eventual efecto contagio ha sido y es la prioridad de las autoridades de Estados Unidos y de Europa. Lo cierto es que nadie se esperaba el retorno de las crisis bancarias; por ello, los nervios en el mundo financiero están a flor de piel. Lo sucedido demuestra que las autoridades económicas deben estar mucho más vigilantes de lo que han estado. Después de la experiencia de la crisis bancaria de 2008, está claro que hay que actuar con rapidez y contundencia para evitar el riesgo de una nueva recesión, puesto que volvería a tener efectos desastrosos.

Credit Suisse ha activado un plan de ayuda. La entidad ha pedido al Banco Nacional de Suiza una muestra pública de apoyo después de que sus acciones se desplomaran hasta un 30%, pero su crisis ha trasladado el miedo al resto de bancos europeos, que han protagonizado otra jornada negra en los mercados. El presidente Sánchez ha tratado de romper cualquier paralelismo con los acontecimientos de 2008, aunque sin caer en la autocomplacencia. Ha resaltado que Europa tiene un sistema de supervisión reforzado, que no tenía en aquellos tiempos, y ha destacado que tanto los bancos europeos como especialmente los españoles cuentan con ratios de liquidez y solvencia superiores a la media. Sea como fuere, los problemas en entidades estadounidenses y suizas ponen de relieve la fragilidad sobre la que sigue operando el sistema financiero mundial. En cuanto han subido los tipos de interés, para hacer frente a la inflación, los bancos peor gestionados han evidenciado que los requisitos de liquidez han sido demasiado laxos.