Director de HERALDO DE ARAGÓN

Vientos nacionales

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Vientos nacionales
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El cocinado que realizan las empresas demoscópicas no está resultando esta vez un trabajo sencillo. Sin un recuerdo de voto de utilidad respecto a Teruel Existe (no es trasladable lo ocurrido en las pasadas generales a las autonómicas y municipales) y sin capacidad para separar con finura dónde queda el PAR frente a Aragoneses y la consecuente fuga de este voto aragonesista hacia otras formaciones, la coctelería electoral se enfrenta a todo un desafío. 

Se habla de tendencias y de la evidencia que implica saber que el bloque del centro derecha se encuentra mucho más reforzado que hace cuatro años, pero el voto aún no está maduro. Pocos dudan de la desaparición de Ciudadanos (un partido con elocuentes dificultades para confeccionar sus listas) y de que todos esos escaños, al igual que más de un dirigente municipal, ya están en manos del PP, en un bloque donde el interrogante afecta al recorrido que puede alcanzar Vox.

Las piezas comienzan a instalarse en el tablero aragonés

El PSOE, por su parte, con la maquinaria dispuesta, todavía no ha arrancado su movilización electoral. Los escándalos nacionales logran salpimentar los titulares de los periódicos, al igual que las diferencias entre los dos socios de gobierno y las distintas meteduras de pata normativas, pero todo ello no da una medida en grados de hasta dónde alcanza el desgaste de Pedro Sánchez. Parece evidente que la política nacional ha comenzado a colarse por las rendijas autonómicas y que la cesta de la compra, que no distingue entre comunidades autónomas, puede ser, sin esforzarse demasiado, determinante en la elección de la papeleta en el mes de mayo. La precampaña en Aragón continúa agriada. Desde luego, no se espera un acuerdo que fije unas reglas básicas para la contienda. La pelea electoral se entiende bajo el signo de la dureza (imagínense cuando lleguen las generales) y, como mucho, se atenderá a una cierta cortesía dentro de cada bloque, no vaya a ser que se machaque a quien puede dar una mayoría.

Mientras tanto, el PSOE despeja en Aragón uno de sus últimos secretos: la definición detallada de las listas municipales y autonómicas. Salta a la arena municipal junto a Lola Ranera el jefe de Gabinete del presidente, Chema Giral, que por relevancia y significación desplaza políticamente la recuperación del líder de UGT, Daniel Alastuey, en la relación de nombres que encabezará Javier Lambán. Resulta evidente que con Giral se cuadrarán estrategias y se exportarán modos y maneras del Pignatelli, un cambio que en el PP se prefiere interpretar como el desmontaje de una etapa, como el anuncio indisimulado de que las opciones del PSOE y de Lambán no son tantas como podría parecer.

El PSOE, que aún no parece haber activado su maquinaria electoral, sí que ha dado a conocer la composición de sus listas. El PP asume los beneficios de una importante corriente nacional

No todo encaja por igual. En Huesca, el alcalde Luis Felipe se expresa rotundo al señalar que no pactará con Podemos. Se ha detectado que el desgaste que generan los morados en el Gobierno central es una pesada carga que, en caso de soportarse, corresponde, en solitario y hasta las generales, a Pedro Sánchez, pero que, desde luego, en nada beneficia a Luis Felipe, que busca también captar el voto de PAR y Ciudadanos. Resulta curioso descubrir que mientras Lambán se separa de Sánchez los socialistas oscenses optan por situar a los podemistas fuera de su órbita, donde buena parte de la militancia quiere que estén desde hace meses. Ante la incertidumbre de los resultados del PSOE en Zaragoza y Teruel, en Huesca se quiere blindar, tanto el territorio como la capital, de cualquier viento que confunda al votante.

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