La subida del salario mínimo
La subida de un 8% en el salario mínimo interprofesional, anunciada ayer por Pedro Sánchez en el Senado, permitirá al millón y medio de trabajadores que lo perciben compensar parcialmente la elevada inflación de 2022.
Y cuenta con el apoyo del principal partido de la oposición, según manifestó Alberto Núñez Feijóo en el debate de la Cámara Alta. Pero el pacto de rentas que la economía española necesita para hacer frente a las presiones inflacionistas será muy difícil de alcanzar si desde el Gobierno se siguen manteniendo actitudes hostiles hacia los empresarios.
Hubiera sido preferible que el Gobierno hubiese conseguido pactar la subida del salario mínimo tanto con los sindicatos como con la patronal. Pero, al margen de la discutible decisión de la CEOE de retirarse de la negociación, lo cierto es que algunas de las declaraciones que salen desde el Gabinete que preside Pedro Sánchez, con un tono casi agresivo –como las efectuadas el pasado 21 de enero por Ione Belarra en Zaragoza–, generan tensiones y hacen muy difícil atraer a los empresarios hacia cualquier tipo de acuerdo. Como también lo dificultan medidas fiscales poco meditadas y disposiciones importantes para la economía en las que no se tiene en cuenta la opinión del empresariado.
En todo caso, la subida decidida del SMI cuenta con el respaldo explícito del PP, un detalle muy significativo en el actual panorama de confrontación política. Lo que bien podría servir de base para propiciar acuerdos de mayor alcance entre los dos principales partidos en materia económica. España sigue necesitando un pacto de rentas que impida que la inflación se cronifique y se enquiste, y para alcanzarlo, además de favorecer, prescindiendo de actitudes demagógicas y electoralistas, el diálogo con los agentes sociales, el Ejecutivo tiene que tomar la iniciativa.
